Veladores del sur de Tamaulipas sin equipo ni seguridad social se han convertido en pieza fundamental de la seguridad en las colonias de Tampico, Ciudad Madero y Altamira.
Han llegado a tener hasta 10 detenciones por asaltos o intentos de robos domiciliarios por semana exponiendo su propia integridad física contra maleantes que portan armas punzocortantes y que oponen resistencia. Muchas veces hasta drogados.
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No cuentan con un salario mínimo, cobran solo las aportaciones que entregan los ciudadanos al sentirse protegidos con los patrullajes que realizan en bicicleta o moto, ocupando el vacío de la Policía Estatal, ya que no se dan abasto para tener presencia en todas las colonias.
Pese a todo esto y como una forma de vida honrada, se han dedicado a este oficio por más de 40 años, sin importar las inclemencias del tiempo y el riesgo que persiste en las madrugadas, pues también son un blanco de los delincuentes.
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Sotero Puente Zapata, secretario general del sindicato de la Unión de Veladores del Sur de Tamaulipas, manifestó que su trabajo les apasiona y que es la misma gente quien los alienta a continuar, al decirles que se sienten protegidos porque saben que resguardan sus hogares por la noche que todos duermen.
Con respecto a la falta de prestaciones y seguro social, declaró que son más de 90 veladores los que actualmente pertenecen a este sindicato adherido a la CTM, los cuales no dudan en soportar los gastos que se vengan por enfermedad o accidente que ocurra a alguno de sus compañeros.
“La verdad es que nosotros de la única manera que hemos podido salir adelante en todos los problemas que hemos tenido, es que estamos unidos, ya sea en enfermedad, discapacidad, accidente o cualquier otra necesidad, entre todos hacen las aportaciones para resolver directamente, hasta para comprar motos nuevas”.
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En cuestión de los detenidos que logran cada semana, comentó que varía, pero que se hacen hasta siete detenciones solo el viernes, sábado y domingo, independientemente de que entre semana son dos o tres, principalmente por riñas, violencia intrafamiliar y robo, ya sea en domicilios o asaltos en la vía pública.
Al capturar a los malhechores, les toman fotografías y los boletinan entre ellos mismos, se pasan las fotos a través de su grupo de WhatsApp para identificarlos en cuanto salgan libres, debido a que no todos los vecinos deciden denunciar después de que se cometió el delito.
“Hacemos un llamado a los vecinos, nos gustaría que hagan la denuncia para que los ladrones no sigan robando en los lugares donde viven, porque después es más difícil para nosotros, nos identifican y también hay riesgo de que tomen represalias. Si se requiere, nosotros atestiguamos ante el MP para facilitar el trámite”.
Velador burló a la muerte con apoyo de sus compañeros
En el 2014 el velador Efraín Guerrero Urbina, de 42 años de edad, volvió a nacer, luego de haber sido atropellado por un auto fantasma en una de las principales avenidas de Altamira. Fue en la avenida de la Industria a la altura de la Maseca en donde se encontraba detenido en espera de la luz verde del semáforo.
De pronto solo recuerda un fuerte impacto por la espalda que lo elevó varios metros en el aire. Nunca se supo más del conductor responsable.
Metros atrás, se desplazaban dos de sus compañeros, quienes solo alcanzaron a escuchar un estruendo y al llegar vieron al señor Efraín tirado en un enorme charco de sangre, por lo que solicitaron la presencia inmediata de la Cruz Roja Mexicana.
Los paramédicos lo trasladaron al hospital sin esperanzas de vida. Tenía un fuerte golpe en la cabeza, abdominales, pecho y una severa hemorragia. Sin seguro de vida, tampoco estaba garantizada la atención, ni el tratamiento que necesitaba. Su familia no contaba con el efectivo.
Fue entonces cuando se hizo una reunión entre todos los integrantes del Sindicato de la Unión de Veladores del Sur de Tamaulipas en donde se definió en primera instancia una aportación de 500 pesos, con lo cual pagaron la atención en terapia intensiva en donde prevaleció al menos un mes.
Después estuvo inactivo otro mes en recuperación internado en el nosocomio. En todo este tiempo sus compañeros se hicieron cargo de todos los medicamentos y sobre todo del sustento de su familia.
Los propios vecinos a los que cuidó por mucho tiempo, al enterarse, acudieron al hospital y llevaron recursos económicos para que saliera de este terrible accidente lo más pronto posible. Ahora continúa en su labores de vigilancia durante las madrugadas para sacar adelante a su familia, integrada por su esposa, su hijo de 20 años y una jovencita de 15 años de edad.
ICGC