Rosa Hernández vende banderas de México desde hace 30 años, cuando tenía tan solo 16, y –asegura tímida– pero entusiasta, que desde que llega agosto en el calendario se emociona, pues sabe que las fiestas patrias se aproximan.
De la venta de productos patrios ha sostenido a su familia, a sus hijos, pero actualmente el dinero que adquiere es para mantenerse sana, tras ser diagnosticada con diabetes.
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"Nos dejaron poner el puesto desde el 26 de agosto, ya bien tarde, las ventas están bajas, pero tenemos fe en que será una buena temporada para que la gente adquiera alguna bandera, porque es hermosa, porque es parte de nosotros como mexicanos, a mí me encanta esta temporada, me emociona".
"¡Sólo imagínese, vendo banderas desde hace 30 años! Yo había cumplido 16 años cuando empecé a vender productos, banderas al principio, ahora son diferentes productos, pero me colocaban en la otra esquina. Yo vendo por amor a mi patria y también para mantenerme sana, porque tengo diabetes, y quiero seguir trabajando", aseguró Hernández.
Platica que desde que era una niña que le producía alegría la fiesta del Día de la Independencia de México, por lo que es un honor y un bullicio en su interior cuando se aproxima esta fecha, por todo el simbolismo que hay detrás de este festejo nacional.
"La verdad siento bien bonito cuando ya se llega la fecha y sé que voy a vender mis banderas; durante todo el resto del año vendo loza, jarritos o platos de barro, los vendo en diferentes tianguis de Pachuca, o en las avenidas, aunque yo soy de Ciudad Sahagún".
"Deberíamos sentirnos todos bien felices de ser mexicanos, porque México es un país bien bonito por los colores de su bandera, sus tradiciones, por todo lo que nos da y me emociona escuchar el Himno Nacional", aseguró.
A pesar de este amor que tiene por México, señala que la patria no ha sido del todo justa con las mujeres, pero a pesar de ello, continuará trabajando para ofrecer todos los días lo mejor de ella para el país.
“En lo único que digo, que no es justa la patria es con las mujeres, por todo lo que nos está pasando, veo como que al presidente de la república no le interesamos, como si no existiéramos (…) pero desde los 16 años trabajo y me levanto todos los días para ofrecer mi trabajo, aunque sea en la venta, pero hago lo mejor todos los días, como mujer y como mexicana”, dice.
Con fortaleza asegura que ella se mantiene sola y a su enfermedad, “porque yo soy diabética desde hace unos 10 años, y aunque al principio la noticia fue difícil, ahora ya no, porque veo las cosas de otra manera, le seguiré echando ganas”.
“Me da miedo el día que vaya a tener que dejar de vender mis banderas, todo lo que se hago para estas fechas, pero estoy mentalmente bien y seguiré trabajando hasta que ya no pueda”, expresa, mientras hace un recuento de los alimentos que come y los medicamentos que ingiere para evitar que la diabetes continúe afectándola.
Mientras acomoda estratégicamente sus banderas, así como cada adorno que ha elaborado para las fiestas patrias, vuelve a decir que el verde, blanco y rojo son parte de su vida, y que a pesar de que no podrá festejar este 15 de septiembre con un tequila, debido a que lo tiene prohibido por su tratamiento, no dejará de rendirle tributo a México con su trabajo.