"Veo a Pachuca como un cromo, como una fotografía": Don Carlos

Pasado y presente se juntan y cada lugar le recuerda a su padre y a su infancia

Don Carlos Salinas vende jugos y licuados en el Mercado de Barreteros. (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

Este 16 de junio en México se celebra el Día del Padre, y para Don Carlos Salinas Rivera será un día especial porque estará junto a sus hijos y sus nietos, en un momento único que aprecia a sus 89 años.

Se pone su delantal rojo, su hijo atiende un pedido de jugo de naranja, mientras él sonríe y recuerda la importancia que tuvo su padre en el desarrollo de su vida; sus ojos se humedecen cuando rememora uno de los momentos más importantes de su infancia junto a su padre.

"Ser padre es una maravilla, tengo a mis cuatro hijos y solo digo que el padre no debe ser un consejero, sino un guía, porque mi papá decía: 'yo no te daré consejos, será una plática'. Nos decía que ir a la escuela significaba que nos formaríamos a través del estudio para salir adelante".


"Eso es lo que más recuerdo de él, sus pláticas, pero también recuerdo los primeros días que entré a la escuela. Yo iba en la Amado Nervo que estaba cerca del Reloj Monumental, y me dejaba y yo no quería separarme de él, por lo que nos envolvíamos en un abrazo, me abrazaba con cariño como no queriéndome dejar", recuerda Don Carlos con lágrimas en sus ojos.

Después de una pausa, respira y asegura que fue un niño muy inquieto, "y de tantas travesuras que hice que ya no me acuerdo", suelta una sonrisa para proseguir con su momento especial, en el que recuerda a su padre.

"En la escuela empieza a separarse uno y no sé qué me imaginaba, a la mejor que me iba a dejar, ¡vaya usted a saber, pero me daba sentimiento y aún lo recuerdo!".

"Yo vivía atrás de lo que hoy es la Universidad (calle de Abasolo) con mis cuatro hermanos y mis papás y era muy travieso, siempre andaba de un lado para el otro, pero ya no me acuerdo", expresó entre risas tímidas.

El padre de Don Carlos, Celestino Salinas, trabajó como comerciante de frutas y verduras, y fue uno de los fundadores del Mercado de Barreteros, que tiene poco más de 90 años de creación.

"En aquel tiempo traían de fuera la mercancía, porque estaba en auge la minería, y traía aguacate para vender, porque siempre fue comerciante y me quedé con él por lo que aprendí mucho, me gusta mi trabajo (…) hace 89 años inició su negocio en el mercado, yo llegué de meses de nacido a Pachuca, aquí me crie, corría por todos los pasillos al igual que mis hijos lo hicieron".

Don Carlos sabe que los años han pasado, tiempo en el que la ciudad ha cambiado y en la que entre el pasado y su presente se vuelcan en recuerdos que lo aterrizan hacia su vida actual que disfruta día a día.

"Veo a Pachuca como un cromo, como una fotografía en donde puedo ver cómo era antes, cómo era la calle de Guerrero, cómo era el comercio, como un paisaje, en donde pasaban las carretas, jaladas por un animal, para llevarse la basura. Teníamos el tranvía que también nos llevaba a ver las corridas de toros".

"Yo estudié hasta la secundaria porque si uno quería seguir, tenía que irse a la ciudad de México porque aquí no había escuelas media superior, por lo que me dediqué al comercio (…) cuando falleció mi papá, yo me quedé con el negocio, en este mismo lugar", asegura, mientras su vida se ha adaptado al ir y venir de la gente, a saludar a sus vecinos comerciantes, a escuchar de fondo la aplanadora de carne que pega continuamente, a la música alegre, al olor de guisos, barbacoa y tacos de guisados, al color de las frutas y los jugos que realizan en su negocio.

Don Carlos Salinas no necesita esperar el Día del Padre porque cosecha la entrega y el amor que le dio a sus hijos, y ahora a sus tres nietos, quienes lo abrazan como alguna vez abrazó él a su padre, y sabe que el festejo más grande será en septiembre cuando cumpla 90 años de vida, y lo hará con los abrazos de Gaby, Carlitos y Almita, como cariñosamente se expresa de sus nietos.

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