Las activistas enfrentan amenazas por su género

Las defensoras de derechos humanos se enfrentan a obstáculos adicionales por ser mujeres; son amenazadas, estigmatizadas y marginadas

Las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan obstáculos adicionales y amenazas debido a su género
Diana Barajas
Guadalajara /

Las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan obstáculos adicionales y amenazas debido a su género; de acuerdo con la organización Brigadas Internacionales de Paz, son amenazadas, estigmatizadas y marginadas, no solamente por su labor humanista, sino por su género.

Aunque quienes se suman a la defensa de los demás están expuestos a agresiones por su trabajo, en el caso de las mujeres los ataques suelen tener connotaciones sexuales y psicológicas, señaló Rosa Rojas Paredes, coordinadora de la cátedra Unesco de Género, Liderazgo y Equidad.

“Las agresiones también se sexualizan y las agreden en cosas muy privadas, muy íntimas, cosa que es una violencia y una agresión psicológica”, dijo la también académica de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Fabiola Serratos es escritora, profesora y defensora de los derechos humanos de las mujeres desde los 23 años.

Su trabajo se concentra en Tlajomulco de Zúñiga, cuarto municipio a nivel nacional en feminicidios, con un total de 12 de enero a octubre pasado, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Púbica.

Serratos creó la casa comunitaria Mujeres Sin Etiqueta, donde ofrecen asesorías jurídicas y psicológicas a mujeres violentadas. Por esta labor, ha sufrido amenazas: “En Lomas del Mirador, en una de nuestras sedes que tuvimos que cerrar, de hecho, por la violencia que se vivía, nos dejaron el torso de un puerco y estaba todo escurrido de sangre, y aquí (Boulevard Santa Fe) nos rompieron las ventanas y nos encontramos en el pizarrón de la casita que decía ‘tú sabes quién yo’; además empezaron a llegar mensajes anónimos a redes sociales donde decía ‘sabemos a qué hora sales de la casa comunitaria’”.

Mujeres Sin Etiqueta se ha convertido en un lugar seguro y un vínculo para cientos de mujeres de la zona de Hacienda Santa Fe que no saben cómo denunciar que sufren violencia. 

“La mayoría de las mujeres desconocen la parte institucional, desconocen sus derechos, desconocen cómo hacerlo valer y sin duda alguna ser el vínculo nos ayuda un poquito a que se sientan protegidas, a que no sientan que van a ser violentadas en las instituciones”, explicó.

Un informe de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas Derechos Humanos ha destacado que el trabajo de las defensoras es, con frecuencia, percibido como un enfrentamiento al concepto tradicional de familia, el cual puede servir para refrendar y perpetuar formas de violencia y opresión contra la mujer. Esta estigmatización legitima los ataques contra ellas, que en ocasiones son perpetrados por el propio gobierno.

Rojas Paredes explicó que “su propia presencia ya nos dice que hay una ausencia de actividad del gobierno del estado y de sus estructuras gubernamentales de los sexenios correspondientes que no están atendiendo adecuadamente estos problemas de violación de los derechos”.

De acuerdo con la académica, el gobierno debería verlas como voces que apoyan, sin embargo, se les ve como amenaza a sus intereses.

Tras 13 años de ser defensora de los derechos humanos, Fabiola aseguró que ya no siente miedo ante las constantes amenazas e intimidaciones y que pese a los riesgos de su labor no puede dejar de ayudar a otras mujeres.

“Después de tantos años me siguen moviendo los casos de violencia, yo me sigo poniendo a llorar después de escuchar una historia de violencia o abuso desde la infancia y ver mujeres que hasta la edad adulta sacan esa situación de su historia”, dijo.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas Derechos Humanos reconoce que en países como México “las defensoras de las mujeres necesitan una protección mayor y específica, y medidas concretas para que el entorno en el que operan sea más seguro, propicio y favorable”.

MC

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