Khya, una historia de fortaleza y ganas de vivir

A diez meses de edad, la cangurita tuvo que se aprender por sí sola a saltar, luego de que su madre muriera por problemas cardiacos.

La cangurita Khya tiene escasos 10 meses y 25 días de edad (Franco González).
Khya se desarrolló por tres meses en una bolsa artificial (Franco González)
Franco González
Guadalajara /

Para Khya no hay imposibles. Continuar con su desarrollo en un marsupio artificial, reponerse de una lesión en una de sus patas y aprender a saltar por sus propios medios, son sólo algunos de los obstáculos que esta pequeña ha logrado superar en el Zoológico Guadalajara a sus escasos 10 meses y 25 días de edad. La madre de esta cangurita roja , murió de problemas cardiacos, 2 días después de haberla “soltado”.

Es la historia de Khya, la hembra de canguro que actualmente se encuentra en La Villa Australiana  y que ha recibido cuidados específicos sobremanera por parte del personal especializado, para lograr su supervivencia y adaptación al entorno en el que convive con otros canguros y que de no haber sido por el marsupio artificial en el que continuó con su desarrollo, su columna no hubiera podido desarrollarse correctamente.

“Va progresando bastante bien, ya convive mucho con sus congéneres aunque se asusta un poco con la presencia de los machos por la diferencia de tamaño, lo cual es normal y recurre a nosotros cuando está atemorizada. El comportamiento natural de un crío es que cuando se asusta, recurre a su madre pero la diferencia con este canguro es que la madre, somos los humanos” expuso, Alma Angélica Ortega, médica veterinaria encargada de La Villa Australiana.
Khya convive con humanos y acude a ellos sin siente temor (Franco González)


Como se puede leer en uno de los textos informativos que se encuentran a lo largo del recorrido dentro de la Villa, un canguro recién nacido pesa tan sólo un gramo, mide unos 2.5 centímetros y pasa los 5 o 6 meses primeros meses de vida dentro de la bolsa o marsupio de la madre. En el caso de Khya, fueron tres los meses que tuvo que continuar con su desarrollo dentro de una bolsa artificial, hecha a partir de un manual que explica todo acerca de la crianza artificial de los macrópodos, en particular de los canguros rojos, precisando el tipo de materiales que son compatibles, similares a un marsupio real, elástica, nada rígida y que brinde un poco de calor, dependiendo la etapa en la que salga el canguro.

Para Alma Ortega, el progreso que va mostrando Khya es favorable, se adaptará con normalidad a su estructura social. Poco a poco ha ido madurando y mostrando una mayor independencia, aunque subrayó que siempre dependerá de los humanos, ya que su alimentación y cuidado estarán siempre a su cargo.

SRN

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