Lejos quedaron los lujosos restaurantes, desayunos gourmet, el jamón serrano, los quesos y las bebidas caras. La austeridad en la Cámara alta impactó hasta en la dieta de algunos legisladores, quien este martes llevaron su propio lunch light y otros desayunaron quesadillas “banqueteras”.
Los ahorros por 1 millón 158 mil 406 pesos mensuales en el servicio de alimentos provocaron que legisladores, o sus parejas, tuvieran que preparar sus alimentos y formar parte del #TuppersChallenge que promovió el presidente de la Mesa Directiva, el morenista Martí Batres, quien ha llevado su comida en recipientes de plástico argumentando que no cargará al Senado el costo de “ninguna comida”.
A pesar de su gusto por la cochinita pibil, el senador del PRI Jorge Carlos Ramírez Marín llegó con su tupper, pero aclaró que no entró al reto del morenista, porque desde hace mucho tiempo carga sus alimentos.
“Si estás a dieta o si te quieres poner a dieta, es mejor que te la traigas de casa. Hoy por ejemplo me traje un sándwich de claras de huevo, con jamón y mayonesa light, el problema es que a veces traigo cochinita”, expresó el legislador, quien comentó que también sale caro pagar la comida que se ofrece en algunos restaurantes de las cámaras.
La ex candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, dijo que desde hace mucho tiempo prepara sus alimentos, por lo que este martes, previo a la sesión, desayunó en su oficina.
SIN EDECANES
Ni meseros ni edecanes apoyaron a los senadores durante la sesión, ya que serán reasignados a otras tareas de corte administrativo. Sus colaboradores o ellos tuvieron que levantarse de su lugar para servirse café o algunos cacahuates.
En la sesión que se prolongó por casi siete horas, la priista Beatriz Paredes tomó un capuchino y en un vaso de cartón tenía galletas. Mientras que su compañero de escaño, Mario Zamora, prefirió comer fruta en un recipiente de unicel y llevó un vaso en el que bebió agua con hielo.
Otros ocultaron las botanas en sobres como las senadoras panistas Indira de Jesús Rosales y Alejandra Noemí Reynoso, quienes sacaron churritos para espantar el hambre mientras su compañera de bancada, Kenia López, exponía en la tribuna el tema de la violencia de género.
Del otro lado del Salón de Sesiones, la morenista María Soledad Lúevano sacó debajo de su escaño una bolsa de plástico negra y de manera discreta la abrió para que su compañero de escaño, el ex presidente municipal de Acapulco Félix Salgado Macedonio, tomara un par de galletas, que rápido metió a su boca.
La regiomontana Indira Martínez comentó que se ha enfrentado no solo a la austeridad de Morena, sino también a ser foránea y buscar afuera de la Cámara alta dónde comer “bueno y barato”.
“Esta mañana desayuné unas quesadillas banqueteras, así la va sorteando uno que viene de provincia”, destacó desde su escaño la integrante de Movimiento Ciudadano.
Los legisladores de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado y Patricia Mercado, prefirieron botanear con cacahuates; mientras que el priista Manuel Añorve comió jícamas y zanahorias en un vaso de cartón.
Otros que son víctimas de la austeridad son los de la cantina Cuchilleros, localizada a media calle del recinto, donde era común ver a los senadores junto con sus equipos de trabajo degustando platillos que van desde los 400 hasta los mil 500 pesos.
Senadores, entre las ‘quecas’ banqueteras y el almuerzo ‘light’
CRÓNICA
Como ya no hay meseros, algunos legisladores se las ingenian para paliar el hambre durante las largas sesiones.
México /
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