Para tener un desarrollo y crecimiento adecuado, el próximo gobierno deberá incrementar 46 por ciento la inversión pública, en comparación con la administración de Enrique Peña Nieto, un monto aproximado de 7.2 billones de pesos, de acuerdo con un reporte de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
Datos del gobierno federal muestran que durante el sexenio priista el desembolso económico fue de 4.9 billones de pesos.
En este sentido, detalla la cámara de la industria, aumentar en 46 por ciento la inversión permitirá realizar las obras que el país requiere, como carreteras, puertos y aeropuertos.
El organismo empresarial considera que para el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se necesita una inversión pública de 727 mil 360 millones de pesos, que representará 3 por ciento el Producto Interno Bruto (PIB).
El monto, explicó, debe irse incrementando año con año; así, para 2020 la inversión pública tendrá que estar en 895 mil 896 millones de pesos, lo que representará 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Para 2021, la inversión pública deberá ubicarse en un billón 80 mil millones de pesos, para representar 4 por ciento del PIB, mientras que para el último año de López Obrador, tendrá que ser de 1.7 billones de pesos, para representar 5.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Para lograr ese objetivo, el organismo plantea impulsar proyectos locales, estatales y federales, además de aumentar el financiamiento y garantías de la banca de desarrollo.
Lo anterior coincide con lo expuesto por el próximo titular la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, sobre que la próxima administración se ha planteado el objetivo de que la inversión pública se eleve entre 3.5 y 4 por ciento del PIB.
Jiménez Espriú ha dicho que para acelerar la construcción de obras en el país se propondrá que por cada peso que invierta el gobierno en infraestructura, la iniciativa privada aporte 20 pesos.
Una de las propuestas de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción , en ese sentido, es elevar el contenido nacional de los proyectos productivos de infraestructura con inversión y coinversión pública-privada, así como explorar nuevos instrumentos de impulso a la infraestructura en el mercado de capitales (Fibra E, CKD, Cerpis y Asociaciones público-privadas).
Para el sector constructor, resulta fundamental atender principalmente aquellas obras destinadas a aumentar la competitividad del país, como suministro de gas, petroquímicos, electricidad, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos y carreteras.
La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción prevé que en los dos primeros años (2019 y 2020) del próximo gobierno el sector tenga un crecimiento de 3 y 4 por ciento, respectivamente.