La política social debe dar un viraje para poner en el centro, no el reparto de transferencias de recursos, sino a las personas y sus necesidades. Los programas sociales de la administración federal tienen un alto riesgo de uso clientelar, ya que los diagnósticos y las reglas de operación no son claras ni están completas, señaló Mario Flores, consejero estatal de la Coparmex Tamaulipas.
A este ritmo, no habrá presupuesto que alcance si la apuesta es por la universalización y no por la focalización de apoyos y los riesgos de uso clientelar crecerán mientras no se mejoren las reglas de operación y se apueste por la transparencia.
"La política social es la vacuna contra la pobreza, en Coparmex queremos que no haya un solo hogar en el que falte alimento en su mesa. También impulsamos una Nueva Cultura Salarial para que el salario mínimo se incremente más que la inflación y alcance para cubrir satisfactoriamente las necesidades de los hogares".
Mario Flores indicó que hay que analizar que se sustituyeron programas como Prospera por becas sin corresponsabilidad.
"Programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro, Becas para el Bienestar Benito Juárez, entre otros, bajo una lógica de justicia social están entregando más de 50 mil millones de pesos en efectivo sin reglas de operación claras y con opacidad en los padrones de beneficiarios".
Mencionó que el riesgo de que se terminen configurando redes electorales con los padrones de beneficiarios y que se les coaccione es alto.
Con esta herramienta se evitaría la duplicidad de programas, se identificaría a quienes realmente necesitan el apoyo y se evitaría el clientelismo.
"Creemos en una economía social que se base en la justicia, la equidad y la igualdad de oportunidades, por lo que la política social y el ejercicio del gasto asociado deben dar un “golpe de timón”.
Por ello, en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) proponen:
- Selección objetiva de personas y hogares beneficiarios de acuerdo con su condición socioeconómica.
- Entrega de transferencias sin intermediación de servidores públicos o actores políticos.
- Coordinación interinstitucional para que los apoyos se correlacionen con la provisión de servicios educativos y de salud a los hogares más pobres.
- Evaluación científica, con metodologías rigurosas a cargo de entidades académicas independientes.
- Aprovechamiento de experiencias exitosas como la de Prospera y reactivar programas como el de Estancias Infantiles para atender a madres trabajadoras.
- Impulso de la Empresa Social, para promover una economía con valores democráticos que además apoyen el desarrollo sostenible. Países como Brasil, Canadá, España e Italia son referentes.
- Transparencia en la operación de los programas sociales, con un padrón único de beneficiarios, que aglutine los programas sociales de los tres órdenes de gobierno.
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