Desempleo, la otra cara del coronavirus en México

La crisis del covid-19 ha disparado las cifras de desempleo en México, dejando al descubierto la fragilidad de la protección jurídica para miles de empleados.

Despedido. Samuel González fue uno de varios cesados a principios de la contingencia. (Especial)
Melissa Del Pozo
Ciudad de México /

Samuel González perdió su empleo hace un mes. Durante más de 15 años trabajó como contador para el Corporativo Bal, en Administraciones Operativas, SA de CV, el grupo de empresas de seguros, servicios y tiendas departamentales de la Familia Bailléres.

El pasado 31 de marzo, antes de que se decretara el trabajo en casa para la mayoría de los empleados, un policía le impidió el paso a su oficina y sin explicación le dijo que ya no tenía trabajo.

“Y está bien, puedo entender que una empresa hace restructuraciones, pero me gustaría saber la razón de mi baja, porque solo así, es hasta discriminatorio”, lamenta. Y es que Samuel se transporta en una silla de ruedas desde 2005, luego de quedar discapacitado de la cintura a los pies por un accidente automovilístico.

Como Samuel, más de 500 mil personas han perdido su empleo en el último trimestre del año, como consecuencia del covid-19. La secretaria del Trabajo de la Ciudad de México, Soledad Aragón, asegura que la mayoría de las bajas han sido efectuadas por empresas que tienen más de mil 500 trabajadores registrados.

Por su parte, la secretaria del trabajo federal, Luisa María Alcalde, informó que entre el 13 de marzo y el 6 de abril se habían perdido 346 mil 878 empleos en plena contingencia por la pandemia. Para este jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya había elevado la cifra a medio millón de mexicanos desempleados.

Según datos de la Secretaría del Trabajo, han sido las empresas medianas y grandes las que han despedido a más trabajadores, especialmente en estados como la Ciudad de México, Quintana Roo y Baja California Sur, por mencionar solo algunos.

Los casos se acumulan. A principios de abril, Rafael Jiménez también fue despedido. Llevaba más de dos años en su empleo cuando le avisaron que debía desalojar su cubículo.

“Muy triste, muy desesperado, hay días que no puedo dormir, tengo una hija, una esposa y mi madre de 84 años a quienes tengo que alimentar y cuidar y sin empleo, pues todo es más agobiante”, cuenta Rafa, un hombre de 54 años, transportista y ex empleado de la empresa Grin, un servicio renta de scooters que cobró fuerza en 2019.

Rafael y al menos 200 empleados de la empresa propiedad de Roberto Álvarez Cadavieco fueron despedidos por pretexto de la contingencia sanitaria, argumentando que la compañía estaba en quiebra y que la pandemia de coronavirus estaba haciendo estragos en las finanzas.

“Utilizaron el argumento de la covid-19 para despedirnos injustamente y no liquidarnos conforme a la ley”, dijo. A principios de abril, Rafael y sus compañeros se manifestaron en la avenida Patriotismo, afuera de las oficinas de la empresa, para exigir una liquidación justa y la intervención de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo.

Luis Eduardo Montaño, abogado laboral, aseguró que derivado de la pandemia, las empresas ejercen estrategias para justificar despidos, como convenios bilaterales para la reducción temporal de salarios, sustituciones ilegales de patrones, reducción de aportaciones ante el IMSS o ejecución de renuncias firmadas en blanco

El litigante y activista, que desde 2015 da asesorías en materia laboral en su página de Facebook “Despido Injustificado” y que en marzo promovió dos juicios de amparo para reclamar la omisión del gobierno federal para establecer medidas de seguridad eficaces para evitar contagios por covid-19, aseguró que desde el 20 de marzo las solicitudes de asesoría en su sitio se incrementaron notablemente, al pasar de alrededor de 500 diarias a más de tres mil.

Mientras eso ocurre a un nivel macro, en su caso particular, Samuel explica que se ha acercado la Profedet para que su liquidación sea lo correspondiente al trabajo de 15 años que desempeñó. Pero asegura que su caso tendría que resolverse en las Juntas de Conciliación y arbitraje que por la contingencia sanitaria se encuentran cerrados.

“Yo puedo y quiero salir a buscar trabajo, pero estar en esta silla de ruedas me imposibilita muchas cosas”, cuenta.

Señala que tan pronto termine el distanciamiento social, Samuel buscará empleo, como los miles que lo han perdido.

​LP

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