Para las agrupaciones y colectivos ciudadanos, los episodios de violencia y específicamente los secuestros que experimentan los vecinos en San Pedro Garza García han convertido al municipio, de ser una “burbuja” de seguridad, a un infierno para sus residentes.
En entrevistas por separado, Enrique Burgete, del Colectivo ProMontaña, y Gilberto Marcos Handal, dirigente de Vertebra Nuevo León y presidente de la Federación de Colonias, criticaron la inseguridad pública que vive el municipio en una coyuntura donde es considerado como el más seguro del país… con policías secuestradores.
Burguete señaló que la preocupación entre los residentes es constante ante los episodios de inseguridad y la privación de la libertad, y piden al alcalde Miguel Treviño de Hoyos una estrategia vinculada a la inteligencia policial.
“Existen altos niveles de preocupación en diversos sectores de la población en el municipio por el tema de una alza en el rubro de robos a casa habitación y secuestros exprés.
“Es imperativo y muy urgente que nuestro alcalde trabaje a la brevedad posible más de la mano con las áreas de inteligencia de la Federación, ya que la Policía municipal y ciertas empresas privadas están siendo rebasadas”.
El dirigente del Colectivo ProMontaña señaló que San Pedro Garza García ya no es una isla y está intercomunicado por muchas partes.
“Se debe hacer un frente común con mesas de trabajo para prevenir y extirpar riesgos, es una exigencia ciudadana, por sí solos no basta", indicó.
Por su parte, Marcos Handal indicó que la situación se está saliendo de control, por lo que se han generado los secuestros.
“San Pedro, por ser un municipio donde se concentra una buena parte del empresariado de Nuevo León y donde está a la vista la abundancia económica con residencias y coches de lujo, es un tradicional foco de atracción para los delincuentes. Es como un imán que los atrae al lugar seguro por excelencia para encontrar el botín ideal.
“La situación se empieza a salir de control desde el momento en que la Policía de San Pedro resultó tan infiltrada por el crimen organizado y fueron descubiertos.
“Ese hecho marcó un parte-aguas no solo en la percepción ciudadana, sino en el inicio de una avalancha de secuestradores que, de no detenerlos a tiempo, se convertirá en un dolor de cabeza para las autoridades y en un infierno para los residentes que antes se sentían en una burbuja de seguridad", cuestionó Marcos Handal.