El feminismo en Hidalgo y el grito de las mujeres por su integridad

REVISTA M

La historia del movimiento en la entidad ha sido “una tarea difícil” y después de 30 años, las jóvenes hidalguenses toman las calles para pedir por su vida y por no ser asesinadas

Marcha feminista en Atitalaquia por el 25N. (Francisco Villeda)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

El número de feministas en Hidalgo crece en cada marcha, en cada protesta y en cada acción que se realiza para llamar a la lucha por su integridad y por su vida, grito que se hace más fuerte, más resistente, más impetuoso, porque en esta cuarta ola del feminismo que se vive en México, y que ha llegado a la entidad donde fueron asesinadas 51 mujeres durante este 2020, ha provocado una avalancha de exigencias por los derechos de la mujer.

Pero la historia de esta ola creciente se inició hace 31 años gracias a la participación de muchas mujeres, entre ellas Martha Canseco González, quien llegó a Hidalgo y supo, ante la carencia de asociaciones u organizaciones de derechos de las mujeres, que se tenía que hacer algo.


“Llegué a Hidalgo, proveniente de la Ciudad de México, en donde formaba parte del Movimiento de Liberación Homosexual y, trabajando en Radio y Televisión de Hidalgo, nos llegaban denuncias de violencia y no existía siquiera una oficina de atención a víctimas de violencia en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH), y ni pensar en un Instituto de las Mujeres”, platica.

Gracias a su trabajo como conductora del noticiero estelar de la empresa estatal fue que logró, “a través de pedir favores a las esposas de los gobernadores o al procurador en turno”, que se canalizaran los casos, además de que dio apertura a historias como la de Carmen Rincón, que por una mala práctica realizada en una institución privada de salud, perdió a su hija, tuvo complicaciones de salud, convirtiéndose en una sobreviviente de muerte materna, y tras un juicio de siete años, logró ganar la denuncia por violación a los derechos reproductivos.

“Lo que me empujó aún más a convertirme en una periodista-activista es que, una noche que una de las reporteras salió a hablar por teléfono y sufrió una violación tumultuaria en el Parque Hidalgo” y ante la insistencia para que fuera apoyada, a lo que la misma víctima no aceptó, Alejandra Mora, esposa del gobernador Adolfo Lugo Verduzco, le presentó a una trabajadora social de la PGJEH quien ya estaban planeando la Oficina de Atención a Víctimas.

“Así se crea la primera instancia de atención a la violencia de género”, y tras una serie de capacitaciones sobre género que tomaron en la Ciudad de México y, tras años de solicitudes y peticiones, se creó el Instituto Hidalguense de las Mujeres, en el 2002.

“Empujaron a esta creación diputadas y mujeres como Margarita Cabrera, pero ha sido un camino difícil”, refiere.

La cuarta ola feminista

Este trabajo de poco más de tres décadas por informar en Hidalgo sobre los derechos de la mujer ha provocado que la cuarta ola del feminismo en México llegue a la entidad, y de acuerdo a la historiadora Roxana Rodríguez Bravo, “las feministas de esta ola luchan contra la violencia tan descarnada que hay en contra de las mujeres, es una respuesta a las instituciones creadas para defender los derechos de las mujeres y no están siendo suficientes”.

Y es que, explica, que lo que ahora “es un tsunami”, inició con la primera ola en el siglo XIX, cuando se exigía que las mujeres debían estudiar, saber leer y escribir, y a principios del siglo XX, “tenemos a las mujeres revolucionarias como a Hermila Galindo, quien fue secretaria particular de Venustiano Carranza y una de las principales impulsoras de que se diera el voto a las mujeres, esta ola es sobre las mujeres sufragistas.

“Después viene el movimiento estudiantil de 1968 que es una coyuntura de los movimientos estudiantiles, una segunda ola del feminismo, en la que la sexualidad se empieza a enarbolar y se exige el derecho de las mujeres al aborto y el derecho a los métodos anticonceptivos, decidir sobre su propio cuerpo”, explica.

Fue en la década de los 90 cuando se empieza a tratar el tema de la violencia de las mujeres, pero es opacado por el VIH y los casos que se multiplicaron en el país, pero se crean movimientos mundiales por los derechos de las mujeres y “en México empieza a sonar la cuestión de los feminicidios que inician en Ciudad Juárez, Chihuahua, además de que es la época de la creación del Instituto Nacional de las Mujeres, así como de los estatales y se destapa la diversificación del feminismo”, explica Rodríguez Bravo.

Esta cuarta ola “responde a una situación de desesperación, de no impartición de justicia y nos siguen matando, así que las feministas que están bastante estigmatizadas por ser radicales en sus formas, han logrado que la sociedad volteé a ver el problema, porque las estadísticas de feminicidios siguen en aumento en México, Hidalgo y en todo el país”.

Coincide Canseco González al manifestar que “es rabia la que expresan las jóvenes a las que están matando de forma cruel y no hay alguien que haga algo al respecto. Hay que hacer algo, porque ninguna revolución en el mundo ha alcanzado para las mujeres”.

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