Ocho de cada 10 personas pasarán por un periodo de depresión en alguna etapa de su vida, informó en entrevista para MILENIO el doctor Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Según la organización, esta enfermedad puede originarse por la pérdida de seres queridos, angustia económica o fractura en las relaciones emocionales, y puede devenir en la tentativa de suicidio de quien la padece.
De acuerdo con el doctor Guerrero Chiprés, la depresión no se supera solamente con fuerza de voluntad, como muchos creen, sino que requiere un tratamiento exacto y oportuno. La organización informó además que son las personas jóvenes, entre los 12 y 30 años, quienes más reportan signos de posible depresión: cerca de un 73 por ciento de las llamadas que reciben son de jóvenes. Aunque esto, detalló el experto, no quiere decir que la padezcan, sino que se encuentran más abiertos a hablar de sus emociones y desafíos emocionales.
“Los jóvenes están más dispuestos a hablar de padecimientos y desafíos emocionales, de las cosas que tenía la juventud cuando se consideraba que la salud mental era un lujo de clase media o solo de personas que tenían cierta preocupación emocional y por su propia identidad”, señaló.
A ello añadió, además, que el extendido uso de internet le da herramientas a los sectores más jóvenes de la sociedad para reportar su condición y buscar ayuda. “No quiere decir que sean los jóvenes quienes más la padecen, sino que son los que más la reportan”, explicó el doctor en entrevista.
Formar círculos de confianza, establecer relaciones afectivas sólidas, desarrollar hábitos regulares de sueño, ejercicio y buena alimentación, evitar el consumo de alcohol y drogas, además de plantear metas y objetivos alcanzables, son las recomendaciones que el presidente del Consejo Ciudadano sugiere para tratar la depresión.
Un monstruo peor que las balas
Un caso de relevancia es el de Areli Pérez, originaria de Guanajuato, quien a los 21 años perdió a varios familiares a causa de la ola de violencia que se vive en el estado. Por esa razón decidió emigrar a la Ciudad de México, con la esperanza de escapar del monstruo de las balas, sin embargo terminó por encontrar algo aún peor: la depresión.
De acuerdo con su testimonio, Areli comenzó a sentir el origen de la enfermedad a raíz de la muerte de sus seres queridos y el largo peregrinaje emprendido desde Guanajuato hasta la Ciudad de México que significó la pérdida de su hogar. “Actividades hechas por inercia, relaciones que se han visto estancadas, sentimiento de ausencia y miedo al abandono”, son los padecimientos que Nayeli refiere durante el tratamiento que tuvo en el Centro de Recuperación Emocional (CRECC) como la evidencia de su enfermedad.
Poco a poco y gracias al apoyo brindado, Areli cuenta que ha encontrado motivación y esfuerzos para salir adelante. A ello le suma las habilidades que ha descubierto en sí misma gracias a la ayuda recibida, tales como constancia, perseverancia y motivación. Además, poner límites, declara, “es una palabra que en un principio no entiendes pero implica muchas cosas” pero puede ayudar en la recuperación.
LG