La consulta popular agonizaba, pero Morena no quería dejarla ir. Con números que confirmaban un faltante de 30.9 millones de votos para que el pregonado “éxito” fuera real, el diputado Sergio Gutiérrez Luna lanzó una bomba que caló como limón y sal en las heridas de la chiquillada, pero que despertó una furia que terminó aplastándolo cuando le recordaron su pasado con el ex gobernador Guillermo Padrés, acusado de delitos como los que hoy le indignan.
Morena supo encontrar el dardo que les faltaba: el ejercicio en el que la oposición llamó a no votar, tuvo más simpatía que muchos de los partidos que desde su silla se regodeaban por el fracaso presidencial. Quizá, en el fondo, envidiando que sus números ya no alcanzan ese respaldo popular.
Antes de partir con el fracaso disfrazado de semi victoria bajo el brazo, el diputado de Morena tenía una última bala para los llamados “partidos de siempre”, a los que la ciudadanía les ha ido dando la espalda porque no cree en ellos o porque para muchos, ya se cumplió su fecha de caducidad. Esos que alguna vez reinaron y que, como el 6 de junio, hoy necesitan echar montón para que su voz se alcance a escuchar.
“¿De qué hablan?, ¿Qué tienen que presumir?, el ejercicio democrático de ayer (domingo) los abrumó como partidos, los dejó en la lona”, les decía el diputado al PRI, al PAN, al PRD y a Movimiento Ciudadano que ya habían hablado con un tono de burla por los 6.5 millones de mexicanos que acudieron a votar, lejos de los 37.4 millones necesarios.
Luego, vinieron los números concretos que cayeron como agua fría para alguien que ya fue diagnosticado con hipotermia.
PRD: 1.7 millones de votosMovimiento Ciudadano: 3.4 millones de votos
PRI: 8.7 millones de votos
PAN: 8.9 millones de votos
“La votación del domingo fue el 77 por ciento de esa votación que tuvo el PRI. Este ejercicio social, espontáneo, natural, les dio un knockout total, absoluto. Y consideren que sólo se instalaron un tercio de casillas, si se hubieran instalado todas ¡Paliza!”, decía Gutiérrez Luna sin necesidad de que se agregar efectos especiales o una risa maléfica que demostrara que la oposición estaba arrinconada.
Fue la diputada del PRD, Guadalupe Almaguer, la que devolvió a Gutiérrez Luna a su propio ring. Restregándole no sólo pruebas de impunidad del presente, sino su incómodo e innombrable pasado.
“Les pregunto ¿Dónde está Lozoya?, ¿A quién tienen hoy en la cárcel?; fuera de la venganza política y personal de Rosario Robles ¿Quién más está en la cárcel? Señores de Morena, si van a presentar una denuncia formal contra los ex presidentes, ¡yo los acompaño!“Y al estilo y con el discurso de Morena les pregunto ¿Qué estaban haciendo en el pasado? Uno de ustedes trabajaba para un gobernador que al final de cuentas terminó en la cárcel y que hizo un acuerdo con este gobierno para que lo soltaran. Padrés. Compañeros, sean honestos por favor, o sea ¿Cuánto se acumuló en el gobierno de Padrés? ¿por qué se fue a la cárcel? ¿qué papel jugaba Gutiérrez Luna? Sean honestos por favor, ahí está la historia de cada quién”.
El silencio reinó y el diputado Gutiérrez Luna se escondió en su transmisión de Zoom mientras el diputado Alejandro Viedma, que sí acudió a la sesión presencial, escribía en su celular fingiendo ser inmune al bombardeo que le lanzaba la perredista quien no se detuvo ahí.
“Es reiterativo y desgastante ya seguirlos escuchando. Ya es una situación de asco la impudicia, la incongruencia, la insalubridad, la coprolalia de la palabrería de esa diarrea silábica de Morena, tanto de los diputados como de los representantes. Si no se avergüenzan de eso, pues no tienen vergüenza de absolutamente nada. Tantita, tantita, aunque sea tantita congruencia con sus palabras y con los hechos. Revisen su pasado”.
En pataleos desesperados, el PAN y el PRI intentaron defenderse usando hasta a los niños con cáncer, pero no lograron superar el discurso aplastante de la diputada del PRD.
“El pueblo sabio demostró que no los quieren. Que no confía en su gobierno. Ya deben ir cambiando su discurso del 2018 de que el pueblo los quería”, alegaba la representante de Movimiento Ciudadano, Ruth Salinas, quien pidió la palabra una y otra vez intentando responder a lo que ya era imposible superar.
Los partidos de nueva creación buscaron colgarse del debate -como de todo-, para intentar figurar. Fuerza por México y el Partido Encuentro Social respaldaron la consulta y se dijeron optimistas, a la vez que llamaron a reconocer el trabajo del INE. Con discursos de media noche que ya nadie escuchaba, pues no aportaban, pero con representantes que se niegan a desaprovechar los últimos minutos que les quedan en el INE, antes de desaparecer porque el pueblo, tampoco los quiso mantener.
En esta disputa política no deberían caber los posicionamientos de algún consejero electoral con deber neutral, pero los comentarios del consejero Ciro Murayama cada vez encuadran más en el debate político, lejos de lo jurídico, objetivo y técnico. Y ahí estaba, otra vez, abalanzándose contra un partido político. Con sarcasmo y egolatría.
“Cuando uno tiene éxito, cuando uno triunfa, comparte alegría, no amargura. Y lo que veo en el ambiente, en las intervenciones de algunos, pues es amargura, resentimiento”.
Y no paró ahí. Luego, pasó a señalar la ignorancia y la incapacidad aritmética de los representantes de Morena que le antecedieron en la palabra.
“Quiero hacer dos precisiones: se dice aquí se si se hubiera dado el presupuesto que solicitó el INE para poder instalar más mesas, esos recursos se habrían ido al sueldo de los consejeros. Eso demuestra una profundísima ignorancia de las normas, porque el presupuesto de proyectos que solicita el INE nunca va a capítulo 1000 en el presupuesto base.“Eso es falaz, demuestra una profunda ignorancia, similar a la que acabamos de ver o de escuchar con las cuentas que hacía un legislador. Dijo ‘2.5 millones de firmas y votaron más de tres veces esa cantidad’, 2.5 por tres es 7.5 millones, y 7.5 millones no es más de los que votaron ayer de acuerdo a los cómputos. Hay un problema de capacidad aritmética, pues a la vista de nosotros. Tienen derecho a hacer esas afirmaciones y uno a sonrojarse cuando las escucha”, dijo Murayama, el consejero obligado a la imparcialidad.
Así, los partidos políticos cerraron en la mesa electoral el tema de la consulta popular. Con heridas abiertas, con incongruencias tatuadas en la cara. Con un ejercicio que no logró su objetivo pero que al mismo tiempo, salió bien librado. Con un pregunta que nadie entendió y con Morena aferrándose a un juicio que nunca existió. Con ex presidentes tranquilos y con la impunidad intacta.
JLMR