José Mireles se dedicó por más de 45 años a las ventas. En 2009 se jubiló, pero eso no implicó que se quedara sin nada que hacer, pues enfocó su energía en la investigación y en la poesía.
A sus 73 años es integrante activo del Colegio de Cronistas e Historiadores de Nuevo León Israel Cavazos Garza y pastor.
“Soy un poco poeta, tengo entre 40 y 50 poesías, dedicadas a mi esposa y a la ciudad, pero también pertenezco al Colegio de Cronistas e Historiadores de Nuevo León Israel Cavazos Garza.
“Hago investigaciones sobre la ciudad y el estado, algo sobre el Nuevo Reino de León”.
Aunque ya no tiene un horario laboral, su actividad diaria comienza a las 06:30 saliendo a caminar casi tres kilómetros; regresa a casa por un jugo verde o un cereal, y después de eso enfoca su energía en estudiar, por ahora hebreo.
Para las 11:00 toma sus actividades como pastor, pero debido a la pandemia lo hace vía remota, con más de 250 personas en su congregación online y se prepara para sus actividades de pastoreo presenciales de los fines de semana, a lo que se dedica desde 1980.
Su esposa, Ruth Rocha, 4 hijos y 10 nietos lo han apoyado con su incursión en la investigación histórica y con los retos que se pone, el más reciente: aprender hebreo y escribir su historia.
“Hace unos cuatro o cinco meses inicié mi autobiografía, porque me tocó vivir en el Monterrey de los 50, entonces ahorita estoy terminando mi primera etapa”, dijo Mireles.
Además de los múltiples premios por sus investigaciones, en 2011 terminó una licenciatura en Educación Familiar, en la Universidad de Montemorelos, y es consejero oficial por el departamento familiar de la conferencia de las iglesias bautistas en los Estados Unidos.
Por ahora se enfrenta a la tarea de completar su investigación sobre Francisco de Sosa, un mulato que estuvo en el Nuevo Reino de León durante la fundación de la ciudad por Luis Carvajal y de la Cueva.