En los albores del tercer milenio, diversos autores empezaron a identificar un "mundo post-factual", en el que ya no importa si la información es cierta o no, si la noticia es o no real, sino cuánta gente la cree. En las redes sociales, al fin y al cabo, no existen controles de veracidad y la autoridad se obtiene si parece mayoritario. Este es el mundo en que la campaña de Donald Trump se vuelve exitosa, el mundo post-factual en el que no importa que haya video o audio donde se le muestre denigrando a las mujeres; no importa el número de videos en que aparezca contradiciéndose, él lo negará y mucha gente le creerá. Incluso viendo esos videos, le seguirán creyendo.
Lee aquí el artículo completo.