Además de las leyendas que persiguen al volcán Popocatépetl a lo largo de la historia, al volcán también se le conoce como Don Goyo, por lo que también encierra misticismo legendario que pasa de boca en boca, especialmente en el poblado de Santiago Xalitzintla, Puebla, donde expertos ubican el nacimiento del mote.
La narración que nos cuenta el origen del apodo se cuenta en el poblado ubicado a 12 kilómetros del Popocatépetl, donde conviven los temperos -una especie de sacerdotes del volcán-, pertenecientes a la familia de los Analco y, de acuerdo con la tradición, son los “elegidos” que tienen la capacidad de comunicarse con el espíritu del coloso. Uno de ellos, el elegido, Don Gregorio Chino Popocatépetl, el más famoso de los temperos que considerado como la personificación misma del volcán.
Se cuenta que aparecía cada vez que el Popo estaba próximo a activarse. De esta forma, advertía a los pobladores sobre los posibles peligros que se acercaban y conseguía prevenir desgracias.
Debido a las apariciones de don Goyo, poco a poco la gente del poblado empezó a conocer con ese nombre al volcán. Incluso, como agradecimiento, cada 12 de marzo que se celebra el Día de San Gregorio Magno, los pobladores le ofrecen bellas flores y deliciosos alimentos al imponente volcán.
¿Quiénes son?
Los llamados tiemperos son hombres que, dicen, tienen la capacidad de comunicarse con el volcán. Ya sea porque lo conocen muy bien o también a través de sueños.
Son una especie de sacerdotes responsables de llevar ofrendas al Popocatépetl, además de que dan aviso a las poblaciones cercanas cuando “está inquieto”. Para que no haga erupción, los temperos deben llevar una ofrenda cada 12 de marzo, Día de San Gregorio, a las faldas del Popocatépetl.