Encuestas provocaron revés al desalentar el voto ciudadano

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En México, las encuestas comenzaron a utilizarse por los nuevos partidos políticos hacia la década de 1980 como estrategia de posicionamiento.

Encuestas desalientan el voto. | Andrés Lobato
Carlos Morales
Puebla /

Las encuestas y sondeos de opinión fueron creados para medir el impacto de la ideología que un candidato y los partidos tenían en la gente, pero recientemente su influencia en el electorado ha provocado que la gente prefiera no salir a votar, comentó en entrevista para MILENIO Puebla Juan Pablo Aranda Vargas, licenciado en Ciencias Políticas por el ITAM y catedrático en dicha especialidad por la Upaep.

Durante la plática "El papel de las encuestas en las elecciones", manifestó que las encuestas son herramientas útiles y hasta "elementales" en cualquier elección sin importar su magnitud, desde las federales, las estatales y las locales.

Señaló que su origen data de Estados Unidos a inicios del siglo XX, cuando los candidatos a puestos de elección popular medían sus posibilidades de ganar una contienda al preguntar a la clase obrera sobre el conocimiento que pudieran tener de sus oponentes, como sus negocios más importantes o acciones en beneficio de la comunidad de interés.

En el caso de México, expuso, las encuestas comenzaron a utilizarse por los nuevos partidos políticos hacia la década de 1980 como estrategia de posicionamiento e intentar desplazar del poder al PRI, que para entonces, había acaparado por más de 50 años todos los órdenes de gobierno.

Sin embargo, con el paso del tiempo la metodología y la manera de hacer encuestas fue variando hasta el punto de perder credibilidad, ya que surgieron decenas de casas encuestadoras que ofrecían estudios demoscópicos poco fiables y carentes de sentido, donde el ganador era el candidato o partido político que lo financiaba.

Ante esta situación, el también maestro y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Toronto, en Canadá, sentenció que órganos como el Instituto Nacional Electoral (INE) y, para el caso de Puebla, el Instituto Electoral del Estado (IEE), deben regular la operación de las encuestas y la manera en que éstas se realicen.

"El gran problema de México es que cualquiera puede hacer una encuesta y promoverla entre la gente, con resultados que pueden ser hasta cuestionables, pero que causan efecto de promoción entre el electorado, haciendo creer que son la opción idónea sobre otros candidatos".

Destacó que en México "normalmente el que paga la encuesta, gana"; por ello, insistió en la necesidad de que las autoridades electorales regulen su realización y se obligue a candidatos y partidos políticos contratar empresas serias.

Encuestas provocan abstencionismo

Aranda añadió que, recientemente, se ha observado un fenómeno en el país en el que las encuestas se convirtieron en un factor para que la gente no salga a votar y su voto quede "en el abstencionismo".

Dijo que esto sucede en elecciones donde hay un candidato preponderante sobre los demás, pues el electorado "ya no considera necesario salir a votar porque de todos modos el que va a la cabeza va a ganar", aunque pudiera ser lo contrario o la diferencia real entre los competidores no sea tan grande.

Comentó que ese escenario no afectaría solo a la sociedad por tener como representante "a un falso ganador", sino que los partidos políticos pierden representatividad, lo que a la postre significa menos ingresos públicos y hasta la posibilidad de perder el registro, como sucedió. "Las encuestas se han convertido en un arma de doble filo, son útiles para medir contiendas e intención de voto, pero al mismo tiempo pueden provocar que la gente prefiera quedarse en su casa y ya no salir a votar".

Agregó que los medios de comunicación también han sido factor para el 'boom' de las encuestas en México, ya que algunos se dedicaron al servilismo de un candidato o partido con tal de tener más recursos económicos o favores.

Mencionó que en Puebla se debe tener "cuidado" con la manera en que se divulguen encuestas, pues sería "preocupante" que los medios promovieran prácticas antidemocráticas enseñándole a la gente a votar por personas que no tienen la preparación adecuada, pero sí tienen los recursos suficientes para pagar campañas.

AFM