El proceso judicial que enfrenta la candidata del PAN-PRD a la gubernatura de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, no es violencia política en razón de género, afirmaron grupos feministas, que le pidieron enfrentar las acusaciones.
“Maru Campos debe responsabilizarse de sus actos y no escudarse en el género ni fingir que es víctima”, coincidieron en señalar Imelda Marrufo, Martha González, Lydia Cordero, Ruth Fierro, Catalina Castillo, Isabel Encerrado, Romelia Hinojosa y Verónica Zapata, líderes de organizaciones feministas de Chihuahua.
La candidata, agregaron, no es una mujer vulnerable, como quiere aparentar, sino una mujer que ejerce el poder y que tiene el apoyo de muchos intereses que pasan por alto la acusación de corrupción, la cual, no tiene que ver con estereotipos de género.
“La acusación por corrupción no es violencia: es muy claro entenderlo cuando te das cuenta que la acusación por corrupción incluye también a hombres, no sólo a mujeres”, explicó Imelda Marrufo, dirigente de la organización Red de Mesa de Mujeres.
Marrufo, responsable del equipo jurídico de este organismo, sostuvo que la imputación de cohecho que enfrenta la también alcaldesa con licencia por esta capital, tampoco es por su candidatura, “en este proceso también están acusadas mujeres y hombres que no tienen una candidatura”, resaltó Imelda Marrufo.
Por su parte, la abogada Ruth Fierro, del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de la ciudad de Chihuahua, especialista en litigio internacional con visión derechohumanista, recuerda que tanto la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW), como la Ley Electoral de Chihuahua, han definido claramente qué es la violencia en razón de género.
Explica que la Ley Electoral del Estado incluye tres elementos para que se configure la violencia política en razón de género: que afecte por el hecho de ser mujeres, que afecte de forma desproporcionada y que la violencia tenga un impacto diferenciado.
“En el caso de Maru Campos no aplica el primer elemento porque la acusación que enfrenta no es porque sea mujer, sino porque la acusan de cometer un delito. La conducta que le están cuestionando no es porque sea mujer, sino por corrupción.
Agregó que tampoco el segundo elemento que configura la violencia política en razón de género aplica en el proceso que enfrenta Maru Campos: no se observa ningún elemento que le haya afectado de forma desproporcionada; al contrario, si se compara con el proceso de otras personas acusadas que si han enfrentado prisión preventiva, ha tenido privilegios y ha utilizado muchos recursos en la defensa, destacó.
Y el tercer elemento, añade, tampoco está presente en la acusación que enfrenta: el proceso penal no ha tenido un impacto diferenciado, ha sido igual para hombres y mujeres, sin ninguna diferencia; en todo caso, ha sido más beneficiada que otras personas que enfrentan procesos por el mismo delito, reiteró Ruth Fierro.
En tanto, Martha González, del Centro de Atención a la Mujer Trabajadora, dijo: las personas que conocemos la ley, que entendemos qué es violencia política en razón de género no nos dejamos engañar. Las feministas nos sentimos agraviadas cuando (Maru) se victimiza y cuando intenta manipular a otras mujeres”.
Por último, Lydia Cordero, psicóloga y activista de Casa Amiga Centro de Crisis Ester Chávez Cano, sostuvo que le parece incorrecto que Maru Campos engañe a la sociedad asumiéndose como víctima, cuando debe asumir las consecuencias de sus actos.
RLO