Los días de capacitación terminaron y todo lo que por meses fueron simulacros se transformó en una realidad. El día del proceso electoral llegó. Dudas había muchas, pero ante todo, ganaron más las ganas de participar en esta jornada electoral, pero ahora desde otra trinchera: siendo funcionario en la casilla 1207 contigua en Torreón.
Debo reconocer que la experiencia de mi madre al haber desempeñado este rol hace años, generó en mí un gusto, orgullo y honor al recibir la invitación y poder replicar esta labor.
Marcela, Armando y Ana y otras decenas de capacitadores del INE, dieron su mayor esfuerzo para dejar preparada a la gente que estaría al frente de las casillas electorales. Personas comunes y corrientes, vecinos de colonias que cedieron sus conocimientos, su tiempo, su vida para ser ciudadanos y aportar su granito de arena a este ejercicio por la democracia.
Y si aceptar ser funcionario de casilla representaba ya una responsabilidad, ser nombrado presidente de la casilla, implicaba un reto mucho mayor. Aunque se pudiera pensar que ser presidente de casilla se trata de un puesto de liderazgo, lo más rescatable de la experiencia fue el trabajo colaborativo.
Sí hubo momentos de crisis en que suceden percances logísticos que hay que solucionar y superar y que no hubiera sido posible lograrlo sin el apoyo del resto de los integrantes, secretarios, escrutadores, capacitadores.
En lo general, la jornada electoral en la casilla ubicada en el Casino Leonístico, de la calle Hamburgo en la colonia San Isidro transcurrió de manera tranquila. Todo tenía que quedar establecido por escrito. Hora de apertura de casilla, representantes de partidos políticos,conteo de votos, actas de escrutinio, incidencias, con protocolos de sanidad, sanitización, cubrebocas y gel antibacterial.
Pudiera resaltar el hecho que en la mayor parte de la jornada no contabamos con aire ni ventiladores, pero supongo que esta experiencia se repitió en otras casillas quizás colocadas en sitios menos favorecidos. Esto al final se resolvió.
Es cierto, uno a uno, fueron llegando los electores. Ahora entiendo a los “niños gritones“ de la Lotería Nacional. Apellidos de diversas etnias, hacían entrever la riqueza multi-étnica de la lista nominal de la zona en dicha casi incluidas en la lista nominal: Tricio, Haro, Sabag, Lozano, Wong, Woosneer, Zarzar, Chamud, Aranzabal, Nieto, López-Negrete, Charur, Issa, Murra. Algunos a pie, otros en vehículos familiares. Otros encumbrados llegaron escoltados por guardias de seguridad personal. Los nombres tenían que ser gritados para que los secretarios y los representantes de partidos políticos checaran sus listas nominales y palomearan la votación y se procediera a emitir el voto.
La participación fue nutrida, aún y los pronósticos derivados de campañas políticas con candidatos grises y con poca propuesta, que convencían pero para no votar. Pocos fueron los momentos de ocio que se pudieron vivir a lo largo de la jornada que para uno comenzó a las 7:30 de la mañana y culminó en su primera parte a las seis de la tarde, hora en que se cerraron las puertas de dicho recinto.
El momento decisivo de la jornada llegó. Frente a ansiosos representantes de partidos políticos que ya apuntaban sus celulares y libretas para realizar el conteo de las boletas; bajo una estrategia realmente muy organizada comenzó el conteo de votos, que se repetía boleta por boleta, una a una hasta que las cifras cuadraban: Votos para el PRI, PAN, Morena, PRD; los partidos ubicados como fuertes. Los innovadores como Redes Sociales Progresistas, PT, Movimiento Ciudadano, PES, Partido Verde, y otros figuraron sólo por su logotipo impreso en las boletas.
Todo dato contabilizado iba al acta de escrutinio, votos federales y locales. Todo debía quedar debidamente registrado y por separado ir armando los paquetes electorales que al final fueron llevados al Comité Electoral del Instituto Municipal Electoral. Y eran las 20:43 horas cuando personalmente entregué al INE el paquete de la elección a diputados federales. La recompensa por no haber tenido ni siquiera tiempo para comer, fueron dos tamales y un refresco que debo reconocer estaban buenos.
La joya que coronó a mi experiencia a lo largo del proceso electoral como presidente de casilla, fueron los minutos posteriores al regreso a casa, donde de nueva cuenta, un corte en el suministro de energía eléctrica, superó por unas horas mi gusto por haber participado en esta jornada electoral. Si hubo nervios y mucho cansancio. Por momentos frustración, incluso algunos percances que fueron superados. Todo fue un continuo aprendizaje de una experiencia ciudadana que se transforma en vivencia humana, y que hoy estoy seguro volvería a repetir.
CALE