Para las 2 de la tarde, Macuspana, Tabasco, estaba de fiesta, con cohetes, globos, pancartas, vítores por su sola presencia.
Pero este miércoles, la algarabía política no se trataba por su hijo pródigo Andrés Manuel López Obrador, sino por quien todos los que se reunieron en el parque central consideran ya como su sucesora: “¡Claudia! ¡Claudia! ¡Claudia!”, exclamaron al unísono para enseguida sacar del pecho el anhelo: “¡Presidenta! ¡Presidenta! ¡Presidenta!”.
Y es que el cariño que le mostraron a Claudia Sheinbaum en el “agua” del presidente López Obrador —como le gusta referirse a su tierra natal—, fue como si se tratara del propio tabasqueño: al llegar, la gente apenas dejó que avanzara en la calle, después se le aventó a la camioneta, igual para pedirle selfies que gritarle su apoyo o entregarle escritos. Al final solo querían estrechar su mano.
“¡Que Dios la bendiga!”, le dijo una señora que la abrazó como si fuera su propia hija a quien tuviera en brazos.
“¡Te apoyamos, estamos contigo!”, lanzó otro señor.
“Salúdeme a Andrés Manuel”, le pidió uno más, a quien se le prometió pasarle la cortesía.
Sheinbaum Pardo trataba de atender a todos, la gente le pegaba al vidrio de su automóvil para llamar su atención, pues de ambos lados se le arremolinaron al grito de “¡doctora!”, “¡candidata!”, o “presidenta”, estas últimas dos acepciones eran infalibles para lograr que volteara pero sólo para que su equipo pidiera que no la llamaran así para evitar sanciones de la autoridad electoral.
Incluso, un señor de lentes y bigote se le acercó asegurándole ser un coordinador de Marcelo Ebrard en la región pero que ya prefería apoyarla a ella. Con una selfie se selló el pacto.
Claudia Sheinbaum no se equivocó al elegir el pequeño municipio de Macuspana como uno de los puntos a visitar en su cuarta semana de recorrido en el país.
Para la aspirante presidencial de Morena, venir al municipio donde nació en 1953 el líder de la Cuarta Transformación fue un símbolo de su “Obradorismo”.
“Pudimos haber venido a Villahermosa, pero decidimos el lugar donde inicia su lucha y donde nació”, cuenta Sheinbaum Pardo a MILENIO.
Respecto al primer punto se refería a Tamulté, comunidad con presencia de indígenas chontales en la que López Obrador trabajó en 1977 como director del Instituto Indigenista de Tabasco.
“Es un símbolo porque somos obradoristas”, enfatizó.
Claudia Sheinbaum no estuvo sola en Tabasco. Desde el inicio de esta gira, la familia López Obrador, a través de José Ramiro, hermano del Presidente, acompañó a la aspirante presidencial de Morena, a quien definió como una “luchadora social”
“Claudia ha venido luchando por las causas más justas de este país”, comenzó un sonriente Pepín.
“El compañero Andrés Manuel ha dicho que en septiembre va a entregar la estafeta de la coordinación del movimiento y yo estoy seguro que la nueva coordinadora por los próximos años va a ser Claudia Sheinbaum“, exclamó.
Antes de irse de Macuspana, la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México se detuvo en un mural que muestra, entre otros detalles, los rostros de los ex presidentes Lázaro Cárdenas, Francisco I. Madero, y Benito Juárez junto con el de López Obrador, además de una leyenda en la parte superior que reza: Macuspana, orgullo de México.
—¿El presidente está a la par de Juárez, Cárdenas, Madero?, se le preguntó.
"Por supuesto, la Cuarta Transformación representa transformación profunda del país y la está llevando a cabo un gran hombre que tiene el cariño del pueblo de México" reviró.
Por la tarde, Sheinbaum ya estaba en la capital Villahermosa, pues no podía irse de Tabasco sin comerse un pejelagarto.
LG