Enrique de la Madrid Cordero, ex secretario de Turismo en el sexenio anterior y ex director del Banco Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT), resaltó la necesidad de aspirar a un México donde prevalezcan las familias de clase media, lo que significaría sacar a millones de personas de la pobreza extrema mediante el crecimiento económico del país.
¿Obviamente tiene aspiraciones políticas?
Lo primero que tengo es la aspiración de un México mejor, de cómo contribuir con ideas y reflexiones para alcanzar ese México próspero, incluyente, justo, en paz y sustentable. Soy muy positivo y optimista en cuanto al México que podemos alcanzar, pero realista al país que podemos ir a dar si no nos ponemos de acuerdo los mexicanos.
¿Qué opinión le merece que el liderazgo de la presidencia está más ocupado en generar división que en generar unión?
El rol de un jefe de estado debe ser el de unir a los mexicanos. Creo que no nos hemos sentado a conversar qué México queremos y aspiramos. Debe ser un México de clases medias, donde eliminas la pobreza extrema y eliminas el hambre, todo conforme la gente se va incorporando a las clases medias. Lo que significa gente que tiene dinero suficiente para comer bien, que te puedes vestir, con acceso de educación y salud de calidad, estado de derecho y que quede un dinerito para disfrutar la vida.
¿Cómo es el México que imagina?
Creo que represento, en lo que digo, el sentir de la mayoría de los mexicanos. ¿Quién no aspira a una vivienda digna?, ¿quién no aspira a tener dinero suficiente para tener tres comidas al día?, ¿quién no aspira a un país en paz?, lo que encuentro es un México aspiracionista. Cuando hablo de un país de clases medias estoy hablando por lo que la mayoría quiere. Si la pobreza existe es porque no hemos sido capaces de generar más oportunidades para todos. Tenemos que dar herramientas para que las horas que le ponemos al trabajo rindan más.
Vio desde el hogar cómo se gobierna o administra un país ¿Qué le deja como experiencia? Es más fácil hablar cuando se tienen privilegios.
Mi papá viene de la cultura del esfuerzo. Le matan a su papá abogado en el despacho, cuando mi padre tenía dos años, a esa edad su madre lo saca de Colima a la Ciudad de México para empezar de cero. Con 15 años de carrera profesional mi padre llega a ser presidente de la república. A mí me tocó vivir en una familia de clase media mexicana de la cultura del esfuerzo, me tocó vivir con un presidente responsable, que piensa las consecuencias de sus actos y asume la responsabilidad. Sin duda, le debo gran cosa a él por la formación que me dio, pero también es el esfuerzo que uno ha puesto”.
En alguna entrevista usted dijo que México estaba entretenido con payasadas, de los gobernantes.
Somos un país donde hoy hay 8 millones más de pobres, 120 mil homicidios, 30 mil desaparecidos y millones que se quedaron sin el Seguro Popular, y como ejemplo sale un decreto para prohibir los vapeadores. ¿En serio?. Creo que hay toda una estrategia de distracción del gobierno. Lo relevante es cómo sacar al 45 por ciento de los mexicanos de la pobreza o cómo evitar que el crimen controle zonas del país, por eso dije que nos entretenemos en payasadas.
¿Cómo se puede llegar a ese México posible, alejado del que en realidad tenemos?
Hay que ponerse de acuerdo a dónde se quiere llegar, yo digo a un México de clases medias. Es eliminar la pobreza a un ritmo y se necesita crecimiento económico y certeza. Nadie quiere invertir en el país con un gobierno que cambia las reglas del juego sobre la marcha. Estamos obligados a crecer para generar empleos mejor pagados. México no tiene un crecimiento mediocre, tiene un crecimiento desigual.
¿Está equivocado el sistema político cuando se actúa conforme al capricho de un solo gobernante?
El sistema político también va evolucionando y necesitamos formar coaliciones de partidos de oposición y de ciudadanos para acceder al poder. Habemos personas que pensamos en más democracia y más coalición.
Antonio Navalón sugería que los pueblos tienen los gobiernos que más se le parecen, no los que merecen.
El gobierno actual responde a circunstancias que permitimos, permitimos un país cada vez más desigual, que se le salió de control la inseguridad y los excesos de corrupción. El gobierno actual pone la situación sobre la mesa y es un hecho que no sabe aterrizar las ideas. Lo que discutimos es cómo sacar a los mexicanos de la pobreza peleando con la inversión.
¿El sistema político y la política mexicana son decadentes?
Pareciera que la política va hacia atrás, pero soy optimista al pensar que vamos a estar en un gobierno de coalición, muy diferente al que quiere el gobierno al buscar una réplica de gobierno hegemónico, lo que es un riesgo enorme. ¿Cómo podemos pensar que en un país de 126 millones dependamos de la genialidad de una persona?. En lugar de un gobierno hegemónico, necesitamos la suma de visiones diferentes.
¿Cómo evitar los cuentos de los políticos baratos y pensar más en las cuentas públicas?
Como ciudadanos tenemos la obligación, no sólo de votar, sino de dedicarle algo de nuestro tiempo a darle seguimiento a lo que pasa con el gobierno. La cosa pública es tan importante que no se puede dejar sólo a los políticos. Estas crisis son oportunidades para que reflexionemos que nos toca contribuir más, involucrarnos, exigir y dar más.
Bajo su responsabilidad tuvo el Centro para el Futuro de las Ciudades en el Tec de Monterrey. ¿Cuál es ese futuro?
Necesitamos enfocarnos más en lo local, en nuestras ciudades o comunidades. Se requiere fortalecer los gobiernos municipales y estatales. Si cada uno de nuestros municipios fueran mejores, sería un mejor país, con la necesidad de recaudar más pero entregar mejores cuentas. En el pretexto de no saber qué hacer por México, es mejor preocuparse por tu región, y si hacemos mejores zonas, por definición haremos un mejor país.
¿Quién está formando a los políticos “sordos”? ¿Fallan los partidos?
Hay mucha gente que critica a la política y a los partidos, pero entre más los critiques, estás más obligado a participar para mejorar las cosas. Si la gente buena, con capacidad y honorable no está dispuesta a meterse en la política, no hay que quejarse de lo que hay. La crítica sin acción no sirve de mucho.
¿Qué opina de no poder hablar abiertamente de sus aspiraciones a la presidencia?
Es absurdo. Claro que tenemos que ser abiertos a manifestar nuestras aspiraciones, pero estoy convencido de generar un movimiento que empieza en la oposición y se vuelva alternativa entre los partidos y los ciudadanos para cambiar a un mejor gobierno. Sin embargo, la ley lo impide por el momento.
¿El apellido De la Madrid pesa a favor o en contra?
A mí no me pesa, primero es mi familia. Me tocó a los 20 años vivir con una persona que fue presidente de la república, que me generó una convicción de que en la política se puede ser honesto y capaz.
CALE