Todo cambió, incluso para la 4T: a más de cien días de iniciada la emergencia sanitaria, con enormes impactos sociales y la economía del país tocada profundamente por un cóctel explosivo que incluye una fuerte caída de ingresos, el senador Ricardo Monreal advierte que la Cuarta Transformación tendrá que alterar parte de sus planes originales para atender la nueva realidad del país.
“Percibo que tendrá que adecuarse el proyecto político, económico y social”, dice el legislador a MILENIO. “Este proyecto que llevó el Presidente en su campaña y con el que ganó se va a tener que adaptar”.
Y es un cambio, asegura, que ha comenzado por el propio presidente López Obrador: “Lo veo correrse de una posición de extrema izquierda a una posición progresista”. Entre otras modificaciones, el zacatecano adelanta una era de fortalecimiento del Estado en su relación con la Iniciativa Privada, algo que, opina, quedó de manifiesto con el pago de miles de millones de pesos en impuestos por parte de Walmart al gobierno federal y la decisión de otras nueve grandes empresas de entablar negociaciones sin pelear en tribunales; una profunda reconstrucción del mercado interno sin abandonar la globalización; y la generación de empleos a través de políticas sociales.
Pero los trazos de cómo la 4T cambiará apenas empiezan a verse.
En entrevista de fondo, Monreal admite además que ha quedado de manifiesto la ruptura que marca ya la relación entre el gobierno y las élites del país, lo que ha derivado en los inicios de una “rebelión del capital” con grupos económicos que han decidido apostar sus fichas en contra de López Obrador.
-Usted ha dicho que, como resultado de la crisis detonada por el coronavirus, el mundo tendrá que cambiar de modelo y que el modelo neoliberal ya quedó agotado. Y en el caso mexicano, el Presidente ha dicho que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Si el covid-19 le dio la última palada de tierra al neoliberalismo, ¿qué camino sigue para México en esta especie de orfandad ideológica?
Ahora se debate en el mundo el modelo económico que va a sustituir a todos estos modelos que en el pasado predominaron. Viene un nuevo orden mundial y de eso no me queda ninguna duda, pero apenas está configurándose. Hace unos días conversaba con la gente de (Bernie) Sanders, que están planteando una cosa novedosa, la Unión Internacional Progresista, para estudiar el nuevo modelo de orden mundial.
En México, en efecto como dices, no termina de morir el viejo régimen, no empieza por nacer el nuevo, y estamos en una indefinición económica y política porque no sabemos hacia dónde va. Yo mismo creo que Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República está diseñando un modelo, sí anti-neoliberal, pero aún no terminamos por definir hacia dónde.
-Y ese nuevo modelo, ¿puede implantarse sin llegar a una ruptura con las élites política y económica que han dominado a México por años?
Eso es muy importante. Yo creo que sí hay una ruptura. Atendiendo la historia de la humanidad y de las distintas sociedades, hay una ruptura que puede ser una transición más o menos ordenada, como el pacto de la Moncloa en España, pero hay una ruptura con el viejo régimen. Lo que quiero decirte es que yo creo que va a haber una ruptura ideológica sin duda. Ahora, a mí no me gusta una ruptura violenta, yo no creo en eso.
-Hablando de rupturas, ¿cómo entender lo que hemos visto, a grandes empresas como Walmart aceptando pagarle al gobierno federal miles de millones de pesos en impuestos en vez de pelear en tribunales? Parece un símbolo del concepto de esa separación que esgrime el Presidente de los poderes político y económico.
Es insólito y sé de otros casos que también son similares. He conversado con el Presidente de la República en las últimas semanas, casi cada ocho o diez días y yo diría que no sólo es simbólico, sino es insólito porque yo supe que en efecto ellos tienen despachos fiscales y de abogados muy prestigiados y supe que en un principio dijeron ‘vamos a los tribunales’ y algunos otros que deben recursos por impuestos del (20)19 dijeron ‘nos vamos a ir al tribunal y te voy a pagar como en el año 3000’ de manera irónica. Lo sé porque tuve conocimiento de esa conversación. El Presidente dijo ‘está bien, pues vayamos a los tribunales’. El convencimiento del Presidente me pareció muy bueno porque en efecto creo que el hecho de que un gigante mundial como Walmart haya decidido pagar 8 mil millones de pesos sin esa pelea parte de un principio elemental: de una actitud firme del Presidente, que no va a perdonar.
-¿Y cómo hacerle para volver a sentar a la IP en la mesa con el gobierno federal, sobre todo cuando llevamos a dos meses muy ríspidos en donde de un lado y del otro no ha habido comunicación?
La sensatez es una característica que nunca debe abandonar a los hombres públicos, ni tampoco a los hombres del poder económico. Yo sí creo que se va a dar ese reencuentro, se va a dar esa posibilidad porque nos necesitamos todos. El país necesita a todos. No puede haber una confrontación permanente, tenemos dos meses, no le llamemos de confrontación, sino distanciamiento fuerte. Yo he platicado con los empresarios, con Carlos Salazar, con Antonio del Valle, con varios, presidentes de cámaras nacionales y la verdad, los veo en una actitud sensata, en una actitud serena y en la defensa de sus propios intereses, claro está. Entiendo la necesidad de sentarnos con ellos dialogar y lograr acuerdos por el bien del país. Yo creo que no tarda mucho, unos días más, entiendo que estarán reunidos. Ese es mi deseo y el Presidente seguramente está en ese proceso.
-A la luz de las dificultades económicas por las que atraviesa al país ¿se tiene que replantear el proyecto original del sexenio? ¿Es necesario ajustar política, programática y económicamente?
No, no se puede sostener. Evidentemente México será distinto cuando levantemos la pandemia, en julio, agosto. Ese plazo será de redefinición y yo percibo que tendrá que adecuarse el proyecto político y económico del Gobierno. No será nada igual y todo tendrá que cambiar, incluso yo me atrevo a decir que el Presidente está pensando en el fortalecimiento del mercado interno, de la producción de alimentos, de la generación de empleos (a través) de la política social, sin abandonar la globalización que es indiscutible e indispensable. Yo sí creo que este proyecto político, económico y social que llevó a cabo el presidente de la República en su campaña y que con el que ganó se va a tener que adaptar, se va a tener que adecuar y profundizar en lo social.
-Le acaba de pegar al clavo: nada va a ser igual. En ese sentido, ¿podemos decir que se está confeccionando el proyecto del lopezobradorismo post-covid? Es decir, ¿un lopezobradorismo que tiene que tomar en cuenta un virus que alteró todo?
Yo sí creo que está dando forma a un proyecto sui generis singular, es un modelo social-económico que está concebido desde una posición de mayor progresismo. Tampoco podría decir que esté en el extremo de la izquierda dogmática, que ya está superada esa parte y no funcionó. En cambio veo al Presidente de la República correrse de una posición de extrema izquierda a una posición progresista respecto de los esquemas históricamente implantados en nuestro país y siento que le está dando su propio perfil, su propia característica, le está adaptando sus propios principios: austeridad, combate a la corrupción e impunidad, fortalecimiento de los mercados internos. Yo coincido mucho con eso porque lo he visto, porque sé lo que piensa, porque entiendo que es un momento de redefinición política importantísima en el mundo: el debate del mundo post covid serán los modelos económicos que implantemos en nuestros países, que no van a ser inventos.
-En estas semanas vemos el surgimiento de bloques opositores, con gobernadores que tratan de plantar cara al Presidente, por ejemplo. ¿Prevé una oposición unificada que trate de atajar el paso al proyecto que surja de Palacio Nacional?
Sí, puede ser. En estos momentos la oposición está reuniéndose y hacen bien porque el Presidente de la República surge de un movimiento extraordinario, y yo no creo que sea tan fácil derrotarlo, porque somos millones los que creemos en un modelo distinto. Sin embargo, también percibo que hay una rebelión del capital. Grupos económicos que en el pasado actuaron quizá con mucha cautela, hoy están abiertamente en contra. O bien, grupos de gobernadores que en el pasado no se atrevían a emitir una opinión en contra del presidente ahora están francamente en rebelión total, incluso hablando en contra del presidente, insultando al presidente, lo que en el pasado sería impensable.
-Dice que es impensable hablar en contra del Presidente, pero usted, cuando era gobernador, se le ponía bravo a Vicente Fox.
Sí, en efecto, nosotros constituimos por vez primera la Asociación Nacional de Gobernadores, la Anago, éramos cuatro: Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad de México; Toño Echevarría en Nayarit; en Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya y yo (en Zacatecas). Después se formó la Conago, este es el antecedente inmediato. Hace unos días que me preguntaron sobre el tema de los gobernadores, dije yo que es natural, para mí es normal que los gobernadores se agrupen y luchen por políticas públicas, me parece que es fundamental. Pero les falta una cosa ahora a los gobernadores que nosotros sí teníamos como Conago: teníamos la mayoría de los diputados federales, que son los que deciden el presupuesto. Provenían de los estados donde estábamos agrupados, es decir, el presidente Fox y su partido no tenían mayoría en la Cámara, en ninguna de las dos Cámaras, y entonces nos hacía, al menos en la Cámara de Diputados, más fácil porque los gobernadores sí tenían control de sus diputados federales y podían incidir en las políticas públicas e incluso en el presupuesto.
-Se ve incipiente el bloque opositor.
En efecto, yo no los veo todavía consolidados, los veo incipientes. Por ejemplo, en el Senado veo un bloque de contención que se ha agrupado y que actúa con inteligencia, el PAN, PRI, MC y PRD (pero) no creo que lleguen los cuatro juntos a constituir un grupo electoral o una alianza electoral, creo que se van a ir por su lado y eso los va debilitar frente a Morena.
-Y hablando de Morena, pareciera que una voz que falta es la de ese partido.
Yo creo que el partido ha tenido poco acompañamiento al presidente. Esa es mi posición personal: lo veo ausente al partido, no ahora, no con el actual dirigente, sino desde el triunfo de Morena en la elección presidencial de 2018.
-A un año de las elecciones intermedias, ¿qué escenarios políticos prevé para Morena hacia el término de la crisis derivada del covid-19? ¿Cambiaron las variables rumbo al 2021?
Van a cambiar, pero si en este momento fueran las elecciones creo que Morena sacaría la mayoría. Sin embargo, nadie puede saber porque depende de mucho: la selección de candidatos, el ambiente post-covid y el reacomodo partidista en los próximos meses. Falta muy poco, porque es un junio, es decir, prácticamente un año y no es nada porque tienes que preparar todo el proceso interno, las campañas y la elección. Es un momento de redefinición política, no es fácil porque hay una polarización creciente y grupos económicos ya muy definidos con quién van a caminar.