La decisión del gobierno federal de quitar los recursos para el programa de estancias infantiles no solo ha afectado a familias de bajos recursos que no reciben los apoyos y tiene en riesgo de desaparecer a muchos centros que otorgaban el servicio, también podrían incrementar los índices de inseguridad en zonas conflictivas del país.
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Así lo consideran quienes llevan décadas dedicándose al desarrollo de los menores, pues al apoyar a comunidades y colonias, se evitan deserciones escolares y que los menores, después adolescentes, se forjen en las calles.
Alejandra Lobatos, responsable de la única estancia en Cuautepec Barrio Alto, colonia de la alcaldía Gustavo A. Madero con grandes problemas de inseguridad
“Impactamos favorablemente en cuestiones de seguridad, ¿por qué?, porque los niños tienen la consciencia de convivir con el otro, creamos ciudadanía; el convivir con el otro porque nuestra zona es muy vulnerable en cuanto a seguridad, en cuanto el entorno, y los adultos que los rodean tampoco son nada favorables (…) los niños van construyendo esa seguridad, ese pensar en el otro, que lo construyeron desde la infancia.
“Ahora (que se terminó el programa) tendríamos un impacto no favorable, porque, ¿dónde están los niños?, ya no están en las estancias, ¿dónde están entonces?, no se tiene monitoreado dónde están los niños, no se tiene un seguimiento, los niños dejaron de asistir, pero ¿el gobierno sabe dónde están, con quien están, como están cuidados, y que su desarrollo está siendo el favorable?, no se sabe”, señala con tristeza.
La maestra Lobatos pasó de atender 26 niños a diez, de los cuales sólo cinco reciben el apoyo del gobierno para estancia. Así, quienes convirtieron las estancias infantiles en un proyecto de vida ven en riesgo su patrimonio y a pesar de eso, con apoyo de algunos padres de familia y organizaciones, continúan atendiendo a los pequeños.
“A mí me gusta mi carrera yo hago esto por hobby o inquietud, por ganas porque tengo hijos, porque tengo familia, ¿cómo le hago para subsistir?, la verdad es que ahorita no estoy ganando y tenemos maestros que nos apoyan y tenemos servicios voluntarios, hay maestros que sí les pagamos, pero no todos y tenemos papás que nos apoyan”, narra con voz entrecortada Isabel Ruiz, responsable de una estancia en Ecatepec.
Con estudios de Pedagogía, Isabel llegó a atender 80 niños, luego vino el incidente de la Guardería ABC y se reguló un máximo de 60 menores en cada centro, pero ahora, entregando de manera directa los recursos a los padres y siendo que muchos de ellos no han sido censados, las cosas ya son diferentes.
“(Tengo) cuatro niños, teníamos en lista apenas hace dos meses, 45 niños y fue bajando de enero a la fecha. Son niños que ahorita pensamos que cumplen muchos la etapa para irse a preescolar y se ponen a contemplar los papás los gastos que vienen; encuentran a un familiar que se haga cargo de sus hijos sin que les cobren, y en una estancia infantil se tiene que pagar”
RLO