La explosión de un ducto de Petróleos Mexicanos convirtió a Tlahuelilpan, Hidalgo, en un lugar que atrae a decenas de curiosos para conocer la “zona cero” y otros más que acuden a rezar por las víctimas.
La tragedia ha provocado que algunas personas de los municipios y estados cercanos recorran el lugar del siniestro, donde desde hace unos días fueron colocadas flores, veladoras y más de una veintena de cruces.
“Preguntamos en dónde fue lo de San Primitivo y nos dijeron que estaba a cinco minutos de Tlahuelilpan y quisimos venir a ver por la curiosidad que nos ocasiona. Nunca habíamos visto algo así tan de cerca”, comentó una mujer, originaria de Pachuca.
Consideró que las personas que se encontraban extrayendo el hidrocarburo de manera ilegal fueron “víctimas de su irresponsabilidad y falta de valores”, al atender el llamado que se hizo a través de las redes sociales “sobre la gasolina gratis”.
“No encuentro yo una explicación porque yo no habría venido. Sentimos muy feo. Mi niña me dijo que sentía una vibra fea, triste, sola, desconsolada, no nos imaginamos el dolor que han de estar pasando esas familias”, dijo.
Pedro, otro de los curiosos que se acercó a la zona del incidente, afirmó que “iba de paso pero quería pasar a conocer el lugar de la explosión”, porque “fue una noticia que causó mucho impacto y que acaparó la atención del mundo”.
“En parte es la curiosidad, pero también quise venir a rezar un padre nuestro para que estas personas descansen en paz. Sólo ellos saben las razones por las que estaban aquí, pero nadie merece morir así”, afirmó.
El lugar permanece resguardado por elementos de la Policía Federal para evitar que ingresen los curiosos y las personas que asisten al predio en busca de algún objeto de sus familiares desaparecidos.
La explosión del ducto dejó hasta ahora 126 muertos, 21 heridos y decenas de desaparecidos.
En la zona, a más de dos semanas de la explosión, todavía es posible encontrar restos de ropa, zapatos y bidones quemados.
OVM