Faro del Comercio, una luz de grandeza en la metrópoli

La concepción del mismo no solo era conmemorar 100 años de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Monterrey (Canaco), sino celebrar el inicio de una nueva era que abría paso al sector de servicios a partir de la década de los 70.

Se ha convertido en un emblema de Nuevo León. Leonel Rocha
Esther Herrera
Monterrey /

El Faro del Comercio vino a ser un parteaguas en el desarrollo industrial del estado, la concepción del mismo no solo era conmemorar los 100 años de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Monterrey (Canaco), sino celebrar el inicio de una nueva era que daba paso a un auge que se venía venir en el sector de servicios en esa época.

Margarita Domínguez Martínez, jefa del archivo municipal de Monterrey, recordó que a partir de la década de los 70, Monterrey y su área metropolitana empiezan a transformar su quehacer industrial hacia una metrópoli de bienes y servicios con alcance internacional.

Tanto el gobernador de ese entonces, Alfonso Martínez Domínguez, y la dirigencia de Canaco querían dejar sentada la gran urbe que era Monterrey y se pensó hacer un monumento con tecnología de vanguardia, por ello se optó por construir una torre vertical cuyas medidas son: una altura total de 69.80 metros, un espesor de 1.83 metros, un ancho de 12.33 metros, y a partir del nivel del suelo cuenta con un pretil superior de 1.50 metros, un piso superior de tres metros de altura para el equipo de iluminación, un segundo piso de tres metros de altura para el cuarto de máquinas del elevador de servicio y un piso más de llegada del elevador.

“Fue un proyecto muy polémico, porque se decía para qué un faro si no hay mar, aunado al monto de la inversión que fue cuantiosa, alrededor de 80 millones de (viejos pesos), solo el rayo láser tuvo un valor entre 60 y 100 mil dólares”.

Margarita Domínguez Martínez consideró que el hecho de utilizar el láser era muy vanguardista y lo que necesitaba una ciudad como Monterrey que se estaba convirtiendo en una metrópoli de bienes y servicios.

Y es que no era un comercio común y corriente, y no solo se consideraba al sector comercio, sino industrial también con un alcance internacional con empresas como Cemex, Vitro, Alfa, Cydsa, Femsa, entre otras, indicó la historiadora.

A la distancia se puede decir que sí se cumplió el objetivo de lo que quisieron comunicar esos hombres, con todo lo polémico que fue el proyecto y el gasto que se hizo y que no funcionó (el rayo láser) en el inicio, sino tiempo después, pero sí proyectó ese avance económico, riqueza y ese desarrollo comercial, señaló Domínguez.

Y aunque hoy está un “poquito olvidado” por la cotidianidad de la sociedad “como que nadie le hace caso o lo ven algo normal, cuando es una gran construcción (…)

“Además el rayo se proyecta a diferentes partes de la ciudad y su área metropolitana, creo que por muchos años cumplió el objetivo de recrear la grandeza de la metrópoli”.

Para la jefa del archivo municipal, el Faro del Comercio está perdido entre todas las esculturas de la Macroplaza.

“Lamentablemente esto es producto del tiempo, donde los habitantes ya no se sorprenden y no admiran las diferentes esculturas y monumentos que están a lo largo de la Macroplaza”.

En opinión del historiador Eduardo Cázares, el faro es considerado un icono a nivel nacional.

El 20 de marzo del 2001, el Instituto Nacional de Bellas Artes lo designó Monumento Artístico Nacional, y ellos son los encargados de asignar quién le puede dar el mantenimiento y si logra preservarse 100 años entraría a formar parte del catálogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

A partir de 1996 cuando la Cámara de Comercio de Monterrey donó al municipio regiomontano esta obra, para que fuera este último el que se hiciera cargo de su mantenimiento.

Actualmente, el costo y responsabilidad del mantenimiento recae en el municipio de Monterrey con un costo anual de 70 mil pesos.

De acuerdo con información proporcionada por la alcaldía regiomontana, durante el 2016-2017, se destinó una inversión de 314 mil 360 pesos en (mantenimiento preventivo, automatización, reparaciones de diodo, motor, calibraciones y sensores), dado que en las administraciones anteriores se había descuidado.

Y en el 2018 volvió a destinar un monto considerable que ascendió a 266 mil 336 pesos en mantenimiento preventivo, reparaciones de iluminación, cableado, equipo de enfriamiento y sensor.

Orígenes

El Faro del Comercio fue inaugurado el 7 de diciembre de 1984 por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, siendo gobernador del estado, Alfonso Martínez Domínguez, y en la presidencia de Canaco, Rubén Alanís Albuerne.

Situado en la Gran Plaza de Monterrey, frente al Palacio Municipal y la Catedral, el Faro del Comercio es una obra que fue diseñada por el célebre arquitecto Luis Barragán, su construcción fue supervisada por el arquitecto Raúl Ferrara Torres y realizada por la Constructora Maiz Mier, de acuerdo con información proporcionada por Canaco.

La estructura del Faro del Comercio tiene la forma general de una batería de cuatro silos rectangulares, excepto en los pisos superiores en los que los muros intermedios se omiten.

Lleva una pintura exterior roja tipo fosforescente e iluminación en la base y en la parte superior, esta última lanza rayos de luz hacia toda la ciudad.

Fue hasta 1985 cuando se inauguró el sistema de iluminación láser, este evento revistió de gran importancia, ya que este sistema fue uno de los primeros en su tipo en ser utilizado a nivel mundial. 

Datos y cifras

El Faro del Comercio fue inaugurado el 7 de diciembre de 1984, y está situado en la Gran Plaza de Monterrey, frente al Palacio Municipal y la Catedral.

Diseño 

Arq. Luis Barragán

Supervisión y realización

Arq. Raúl Ferrara Torres / Constructora Maiz Mier

Altura total 

69.80 metros

Espesor

1.83 metros

Ancho

12.33 metros

A partir del nivel del suelo

Pretil superior:

1.50 metros

Piso superior: 3 metros de altura para el equipo de iluminación

Segundo piso: 3 metros de altura para el cuarto de máquinas del elevador de servicio y un piso más de llegada del elevador



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