Gladys superó covid y neoplasia a punto de cumplir 70 años

“Cuando me dijeron me asusté, pero recibí mucho apoyo de mi familia”

Mamá Yayi en compañía de su esposo. Jhonatan González
Jhonatan González
Tuxtla Gutiérrez /

En poco más de un año recibió 15 quimioterapias en un hospital del Issste en Chiapas, pero se lo tomó con filosofía: “después de las sesiones me ponía a bailar, no tuve náuseas ni dolor”

Gladys Nucamendi Altamirano es originaria del municipio de Suchiapa, Chiapas, tiene 70 años de edad y por 30 años se desempeñó como profesora de primaria y secundaria. En 2020 atravesó dos tragedias en su vida, la primera fue su diagnóstico de cáncer de mama, la segunda hacer frente al covid-19 durante su tratamiento.

Sentada en un sofá, relata a MILENIO que por un descuido no se realizó la mastografía a tiempo; sin embargo, acudió a una cita médica por otro padecimiento donde le realizaron varios estudios y ahí fue donde le diagnosticaron cáncer de mama, enfermedad contra la que luchó poco más de un año.

“Cuando me dijeron la noticia me asusté, pero recibí mucho apoyo de todos mis hijos, mi esposo y de toda mi familia. Afortunadamente, el oncólogo que me revisó me dijo que al parecer estábamos a tiempo”, expone.

Debido a la emergencia sanitaria por la que atravesaba la humanidad en ese momento, Gladys o “mamá Yayi”, como la llama su familia, tuvo que vivir encerrada en una habitación durante seis meses sin compañía y únicamente con un teléfono celular lograba permanecer en contacto con sus seres queridos.

“Me dijeron que yo era su Rapunzel porque no podía ver a nadie, porque empezaron las quimios y tenía que estar muy cuidada para que las defensas no se me bajaran; pero le eché muchas ganas, soy una mujer optimista y tengo una enseñanza de mi padre que me dijo un día: ‘nadie se va a morir de mi parte’, eso fue lo que me animó”, señala.

En julio de ese año, Gladys se contagió de covid-19, se cree que fue a través de un producto que recibió vía paquetería, por lo que al atravesar dos enfermedades al mismo tiempo la volvió parte del sector más vulnerable.

Al principio del proceso para combatir al tumor maligno, Gladys recibió más de 15 quimioterapias en el hospital del Issste en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, pero ante la falta de medicamentos en los centros de salud, su familia tuvo que adquirir los fármacos de manera particular, lo cual no le provocaron reacciones adversas a su salud, como a otros pacientes, por lo que continúa ingiriéndolos para evitar que tenga una recaída.

“Después de las quimios, me ponía a bailar en el espacio donde me tuvieron enclaustrada, echándole muchas ganas con la marimba; fue tan grande mi suerte que las quimios no me hicieron efectos secundarios, lo pasé formidable, no tuve náuseas, no tuve dolor”, explica.

Para evitar una complicación con el cáncer, los médicos tuvieron que extirparle el seno izquierdo, situación que impactó su estado emocional, pues jamás imaginó que una parte de su cuerpo sería retirado. Asimismo, a causa de los medicamentos, su cabello comenzó a caerse, le provocó que poco a poco se quedará sin él; sin embargo, su hija y esposo decidieron sumarse y decidieron raparse.

“Sí, da tristeza ver los cabellos caer y quedar completamente sin nada, pero fue tan grande lo que pasé que hasta me volvió a salir y más bonito del que tenía”.

El 9 de septiembre de 2020 “mamá Yayi” tocó la campana de la vida cuando los médicos le dijeron que había vencido al cáncer, la convertía en una sobreviviente y guerrera que se aferró a la vida.


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