En enero de 2023, un elemento del Ejército mexicano resultó muerto y otros dos más heridos tras una emboscada en su contra en el municipio de China, Nuevo León. Dos meses después, en marzo, otro grupo de 13 hombres agredió a soldados e integrantes de la Guardia Nacional en San Luis Río Colorado, Sonora, lo que ocasionó un enfrentamiento.
A pesar de que las Fuerzas Armadas incrementaron su presencia en aeropuertos, aduanas, puertos y otras tareas tradicionalmente comandadas por el gobierno civil, las agresiones contra militares no se incrementaron durante la presente administración, sino lo contrario: disminuyeron en un 20 por ciento.
Una investigación realizada por MILENIO, basada en datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), revela que mientras en el sexenio anterior se registraron mil 688 actos violentos contra uniformados, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador van mil 339 ataques durante enfrentamientos con el crimen organizado. La incidencia de soldados heridos cayó 28 por ciento, al tiempo que los asesinatos bajaron 13 por ciento.
Para Javier Oliva Posada, coordinador del Seminario Universitario de Estudios sobre Democracia, Defensa, Seguridad e Inteligencia de la UNAM, “la actividad intensa de la Guardia Nacional puede tener que ver con la disminución [de las agresiones]”, pues la integran unos 130 mil elementos dedicados a la seguridad pública.
“De alguna manera han relevado, no del todo, en algunas tareas a los elementos del Ejército mexicano”, señala.
El especialista en seguridad y Fuerzas Armadas, Juan Ibarrola, lanza una pregunta: “¿Hay menos enfrentamientos porque ya no están enfrentando los soldados a los criminales? No. La gran mayoría de los enfrentamientos de Fuerzas Armadas hacia los grupos criminales, muchas veces son fortuitos, o sea, se encuentran en una vereda, en una montaña, en una ciudad. Y primero agreden los delincuentes. Entonces, por eso, el número puede variar de un año a otro, de un sexenio a otro”.
El punto central, dice, no es si los soldados son más o menos agredidos, sino “cómo eliminar los niveles de violencia de crimen” en el país. “Sí, ha bajado la letalidad de las agresiones”, agrega, pero los delincuentes no tienen “un adiestramiento profesional como los militares, tenemos que analizar si los criminales están mejor entrenados para enfrentar a las Fuerzas Armadas. Mi respuesta categórica es que no”.
Ibarrola recuerda que las Fuerzas Armadas tienen “el privilegio del uso legal de la fuerza y la violencia, para eso los tenemos, para que nos protejan”.
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Bajan los asesinatos
Javier Oliva, profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, comenta que la georreferenciación de los homicidios de militares “habla de una actividad criminal intensa en ciertos estados del país”.
El especialista añade que “la capacidad de fuego de los criminales tiene que ver con la adquisición ilegal de armamento para enfrentar a los elementos de las Fuerzas Armadas. Una cosa importante es que los elementos de las Fuerzas Armadas no pueden hacer uso de su armamento de guerra, porque la ley se los prohíbe”.
Si, de acuerdo con los datos oficiales, durante los primeros cinco años del sexenio anterior, el de Enrique Peña Nieto, resultaron muertos 99 militares en los enfrentamientos con el crimen organizado, en los primeros cinco del gobierno actual fueron 84. La baja es de 15.15 por ciento. Sin embargo, solo en 2023, se registró un número de asesinatos como en ningún año antes: 38 casos.
Javier Ibarrola asegura que “los criminales buscan invadir con más demostración de fuerza. Ellos buscan decir: ‘Nosotros podemos estar a la par de los soldados’. Antes, lo que podría ser un enfrentamiento entre 20 delincuentes y cinco o 10 soldados, hoy es entre 30 o 40 delincuentes contra el mismo número de soldados, porque el número de efectivos del Ejército, de la Armada, no crece. Los delincuentes, sí. Es algo a tomar muy en cuenta”.
El experto agrega: “Si no se les demuestra a jóvenes, mujeres y hombres, que ese no es el camino, más van a querer ingresar a la delincuencia, por lo que ganan económicamente. Nadie les puede pagar mejor que los delincuentes a los jóvenes. Hay una narcocultura y eso hace que cada vez crezca más ese número”.
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Bajan también los militares heridos
El número de militares heridos en el sexenio pasado fue de 531. Hasta el 1 de abril la cifra del gobierno actual es de 380. El descenso es del 28.44 por ciento.
Se comenta al investigador Oliva Posada que el entrenamiento de los delincuentes no se compara con el que tienen los militares. Los criminales, dice, “no tienen esta preparación de combate urbano, de contrainsurgencia, que ya son términos más profundos en términos de adiestramiento, manejo de armamento, etcétera.
“Sí me parece que en la medida en que le pudieran dar a los elementos militares alguna ampliación a sus capacidades jurídicas para utilizar el armamento correspondiente, esto hubiera terminado hace mucho tiempo”.
Es muy importante, concluye, “que la sociedad valore las limitaciones jurídicas con las que los elementos de las Fuerzas Armadas, en particular el ejército, hacen frente a delincuentes que no tienen ningún escrúpulo en asesinar niñas, jóvenes, mujeres, ancianos. Y en cambio, los elementos del Ejército necesitan escrupulosamente cumplir con una cartilla de derechos humanos que traen siempre en uno de sus bolsillos, en su uniforme”.