Aunque la idea de hacer comercial la base aérea de Santa Lucía divide opiniones de quienes viven en la unidad habitacional de las instalaciones militares, la mayoría se opone al proyecto.
Karla Santiago considera que no es buena idea. “Estamos muy a gusto, somos muchísimas familias”. Ella llegó con su esposo, que es militar, hace siete años al Estado de México y hace menos de un año nació su hijo. La seguridad, los servicios y comodidad son lo que la llevan a arraigarse ahí.
Según ella, la vida dentro de la base aérea es más sencilla porque hay todos los servicios: “escuela, se puede salir a hacer ejercicio, comprar pizza, café, llevar la ropa a la lavandería y hasta ir al cine”.
Aunque las reglas son estrictas dentro de la base, Cándida Herrera tiene 25 años viviendo ahí con su esposo. Ella llegó de Hidalgo y está acostumbrada a la disciplina militar.
“Aquí no puedes hacer una fiesta después de las 11 de la noche ni tener mascotas grandes”, comentó.
Josué Juárez tiene 16 años, llegó de Sonora con su familia hace cinco años y aunque se queja de que no hay fiestas “está la alberca, hay canchas de futbol, básquet y cine de 20 pesos... El poco tiempo que llevo aquí, siento que he crecido como persona y no me gustaría irme”, explicó.
Ernesto Alarcón, otro de los vecinos, opinó: “Lo veo como una forma positiva de que se abriera al mercado esta zona”.
Felipe Martínez dijo que su vida se afectaría con “el ruido, los aviones, el personal que van a traer; aquí no es viable pues”.
Habitantes, contra el proyecto en Santa Lucía
Karla Santiago considera que no es buena idea. “Estamos muy a gusto, somos muchísimas familias”.
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