El concepto de “sostenibilidad justa” está altamente ligado al concepto de “derecho a la ciudad”. Es decir, a que todo habitante de una urbe pueda gozar de ella, en condiciones de igualdad y equidad, siendo partícipe en su transformación. Esto implica que la planeación de las ciudades y las políticas públicas tendrá que tener un componente grande de participación ciudadana, de democracia urbana, pues es la única manera de asegurar equidad y políticas ambientales exitosas de largo plazo. De otro modo, enfoques en boga en política pública urbana que se ostentan como sustentables (como las ciudades inteligentes o competitivas) pueden terminar generando mayor desigualdad.
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