La cabeza de Hipólito Mora, líder y fundador de las autodefensas de La Ruana tiene precio. El cartel Jalisco y Carteles Unidos lo quieren muerto, y ofrecen una jugosa cantidad al sicario que le de muerte.
En infinidad de ocasiones Hipólito Mora ha sido amenazado. Las advertencias le llegan por teléfono, a través de mensajes de texto, por llamadas e incluso hasta en videos divulgados en redes sociales por los grupos criminales.
El último atentado contra su vida ocurrió el pasado sábado, cuando hombres armados irrumpieron en su huerta de limones para darle muerte pero no lo consiguieron.
Por fortuna, los escoltas neutralizaron a dos de los agresores. Los fallecidos son dos hombres jóvenes oriundos de La Ruana; el padre de uno de ellos fue autodefensa.
“El sábado pasado nosotros estábamos ahí sentados cuando uno de los muchachos estaba allá y fue el primero que gritó, aguas, nos llegaron los armados; y hasta aquí miren, aquí cayeron", narró Hipólito Mora.
Entrevistado por MILENIO, ahí, en su territorio recuerda que luego del atentado se refugió en su casa ubicada a cinco cuadras de distancia de su huerta, en donde permaneció hasta la llegada de la policía estatal de Michoacán, El Ejército y la Guardia Nacional.
Hipólito se enteró, por versiones de las personas que viven a pocos metros de sus tierras, que tras el enfrentamiento donde murieron dos civiles, al menos llegaron a la huerta cinco camionetas con hombres armados a buscarlo, pero por fortuna para entonces ya estaba en su domicilio.
Desde ese día el líder de las autodefensas de La Ruana redobló su seguridad; vive con el chaleco antibalas adherido al cuerpo en un intento por hacer su vida normal.
"Trabajar con escoltas, con chaleco antibalas es muy incómodo. Yo quisiera regresar a los tiempos del 2013 para atrás y poder andar en mi trabajo sin el pendiente de que me vayan a llegar y me vayan asesinar en cualquier rato", agregó.
Las autodefensas de La Ruana nacieron en 2013, luego de que los pobladores se alzaron en armas para defenderse de los caballeros templarios y después de la familia michoacana.
A nueve años de distancia la cosa no ha cambiado del todo, ahora Hipólito lucha contra los Cárteles Unidos y contra el cartel de las cuatro letras.
Tras el atentado del pasado sábado, Hipólito presiente que su muerte está cerca, asegura que es un hecho que no le preocupa, y que no tiene miedo.
"La ciento muy cerquita, muy, muy cerquita, la siento como que anda al lado mío aquí todo el día, como la sombra. El día que llegue por mi le voy a dar un abrazo, un beso y la voy a tomar de la mano y el diré, por qué tardaste tanto", narró el líder de los grupos de autodefensas en tono resignado.
Agregó: "cuando hablo con mi familia siempre lo hago como despidiéndome de ellos, con mi esposa sobre todo. Créanme, se van a acordar de mí, y van a decir cuánta razón tenía ese hombre".
A pesar de tener muy presente la muerte, Hipólito aseguró que no piensa deponer las armas, porque esto sería como traicionar a los hombres y mujeres que perdieron la vida en batalla por liberar a Michoacán de la violencia del narcotráfico.
Hipólito perdió a un hijo en batalla. Ante las cámaras de milenio el hombre fuerte, que asegura no temerle a la muerte, se doblegó.
Las lágrimas le brotaron al recordar a su hijo fallecido. Aseguró que pocas veces va al panteón a visitar su tumba.
"Pocas veces voy a la tumba de mi hijo también que está aquí adelante. No me gusta porque no aguanto".
Ante el presagio de su próxima partida Hipólito pide que su cuerpo sea enterrado en la tumba donde descansa su hijo.
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"Siento que aunque esté muerto, si me voy siento que sería abandonarlo. No, no hay forma de que me vaya de aquí", agregó.
A lo largo de la carretera de ingresó a La Ruana se aprecian al menos decena de cruces en memoria de los fallecidos, autodefensas y sicarios caídos en la lucha que sigue en pie, y que parece no tener fin.
MRA