Con el regreso a clases presenciales en educación básica, especialistas de la Universidad Iberoamericana urgieron a realizar un diagnóstico para detectar los rezagos educativos, impactos diferenciados y las deficiencias emocionales.
El departamento de educación de la Ibero advirtió que el estudiantado puede no estar preparado para los planes de estudio correspondientes a su edad y su nivel antes de la pandemia, por lo que para la recuperación del aprendizaje perdido propuso: todas las escuelas impartan refuerzo educativo, incorporen el aprendizaje socioemocional a su docencia, e incorporen tecnologías digitales para mejorar las competencias fundamentales de lectura y razonamiento matemático.
Hilda Patiño, directora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, urgió a hacer un diagnóstico para detectar los ‘vacíos’ que no se cubrieron por el confinamiento.
Aunque loables, los esfuerzos por mantener la educación a través de la modalidad a distancia fueron insuficientes, lo que derivó en que la relación docente-estudiante se volviera asincrónica e incompleta, consideró.
La especialista advirtió que es posible que en todos los niveles haya un déficit importante en los aprendizajes escolares esperados, lo que pone en riesgo el futuro desarrollo de los alumnos, quienes van a tener que hacer un doble esfuerzo para subsanar este déficit. Sin embargo, donde podría haber más problema es en los grados de cambio.
“Preocupan, especialmente, los grados de transición o cambios de ciclo, como el primer año de primaria, de preescolar a la primaria, cuando los niños aprenden a leer y a escribir; el primero de secundaria, el primer año del bachillerato y el primer año de la universidad”, indicó.
En el campo de lo emocional, explicó, los niños y jóvenes son las principales víctimas de esta pandemia, pues se encuentran en una etapa de la vida en la que la socialización es muy importante para encontrar y afirmar la propia identidad; al mismo tiempo que se aprenden las habilidades y actitudes prosociales como la empatía, colaboración y toma de perspectiva.
Raúl Romero Lara, profesor e investigador de la Ibero, aseguró que cada nivel tendrá un impacto diferenciado, no sólo por el grado sino también por el contexto, ya que deberán tomarse en cuenta elementos tales como si es una escuela rural, urbana, multigrado, privada, particular, entre otros; así como las condiciones de infraestructura (baños, tipos de bancas, instalación eléctrica, equipos de cómputo, multimedia, acceso a Internet, etc.) con las que cuenta cada escuela.
Añadió que será preciso usar los conocimientos adquiridos por los alumnos durante este tiempo de contingencia, aprendizajes que hayan afinado en la vida diaria, como la ubicación espacio temporal u operaciones de aritmética básica.
Respecto al aprendizaje de conocimientos académicos, secuenciales y escolares, el investigador alertó del riesgo de que haya un desfase entre quienes aprendan de manera presencial, híbrida y a distancia, dado que hasta el momento no se ha encontrado la estrategia pertinente para que al estar en casa se alcancen los aprendizajes esperados para cada nivel y contexto educativo.
“Mientras que quienes asistan a las escuelas, aún con el riesgo de contagio, aprenderán de manera sociocultural y constructivamente, de manera colaborativa en la presencia, aprendiendo con el otro, a negociar, a alcanzar sus metas e incluso a que no siempre se logra lo esperado, es decir, la frustración como un aprendizaje necesario que también enriquece al ser humano, y esto se aprende desde la infancia”, señaló.
Por ello, dijo, la afectación para quienes no regresen a la presencia es perder la posibilidad de aprender del otro y con el otro.
JLMR