Aunque Ignacio Zaragoza hizo gran parte de su vida en Monterrey, poco se sabe de su historia en Nuevo León.
Fue en la capital del estado donde el militar, que trascendió al ganar la Batalla de Puebla en 1862, conoció al amor de su vida: Rafaela Padilla, una regiomontana de buena familia que vivía justo en el centro de la ciudad y con la que tuvo una historia digna de contar.
Entre los detalles que siluetean su historia está la boda, donde Rafaela se habría casado con su cuñado Miguel, pues Ignacio Zaragoza tuvo que irse a San Luis Potosí para la toma militar de la ciudad.
“Muchos historiadores coinciden en que Zaragoza sí se casó, pero como dicen los niños, no se casó de verdad, que no estuvo presente.
“Él se iba a casar ya con Rafaela Padilla, pero en el momento de la boda él tenía que estar en San Luis, en la plaza de San Luis”, dijo en entrevista para MILENIO la directora del Archivo Histórico de Monterrey, Juana Margarita Domínguez.
Debido a esta incursión militar, Rafaela se habría casado con Miguel Zaragoza, que era medio hermano del famoso general, usando un poder para representarlo en la Catedral de Monterrey, donde se celebró la boda el 21 de enero de 1857.
Existe un documento histórico del acta de matrimonio por la Catedral de Monterrey, pero no llevaba firmas. ESPECIAL
Cabe recordar que en ese año el país atravesaba unas guerras intestinas, porque no había estabilidad, pues existían diferencias sobre la forma de gobierno.
Tanto liberales como conservadores buscaban controlar el país y las armas parecían la mejor opción para lograrlo.
“Está tratando de casarse, pero luego tiene que irse a San Luis Potosí y no puede pedir licencia, se tiene que ir porque es el jefe de la plaza de Monterrey. Por eso es muy probable que se haya tenido que casar Rafaela con un representante de Ignacio Zaragoza”, explicó.
La especialista dijo que, aunque esta historia es la que predomina, existe otra, pues un acta de matrimonio señala que Ignacio Zaragoza sí estaba en el Sagrario de la Catedral al momento de la boda.
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Pero no solo es mística por esto, también hay dos versiones sobre cómo se conocieron.
“Algunos afirman que él conoció a Rafaela y quedó prendado de ella y empezaron a tratarse.
“Pero es más común la segunda versión, donde él está en la plaza (en la ciudad), como comandante en jefe de Monterrey y dentro de sus subalternos está un hermano de Rafaela y cuando él tiene que pernoctar en algún lugar, lo hace en la casa de Rafaela, pero no puede estar ella, entonces ella y su madre salen de la casa.
“Cuenta la tradición que ahí vio un retrato de Rafaela y quedó prendado de ella”, refirió la directora del Archivo Histórico de Monterrey.
Muchos biógrafos aseguran que el entonces gobernador, Santiago Vidaurri, que era amigo de Ignacio, mandó investigar a Rafaela y a su familia.
“Cuenta la tradición que Santiago Vidaurri en un baile invita a la familia de Rafaela y ahí vio si le convenía o no”.
Al ver que sí eran de buena familia, se hizo la recomendación de que se podían casar, situación que se celebró el 21 de enero de 1857.
“Zaragoza está protegido por Santiago Vidaurri, es amigo del gobernador. De hecho, fue su padrino de bodas”, explicó la historiadora.
Después de esto, no todo fue miel sobre hojuelas para la familia Zaragoza Padilla, pues el matrimonio duró solo cinco años, los problemas de salud y la distancia estuvieron presentes.
“Ellos se casan en enero de 1857, están tres años en Monterrey, pero estaba la Guerra de Reforma (1858-1861), termina, pero ya estaba la Intervención Francesa, entonces prácticamente Ignacio Zaragoza tiene mucho trabajo por hacer. Va de una plaza a otra”.
Para 1860, Zaragoza logró un puesto más estable, por lo que se fue a vivir a la Ciudad de México, donde esperó a su familia.
Especialistas afirman que la esposa del general murió de pulmonía, pues había desarrollado afecciones respiratorias.
“Rafaela muere en enero de 1962, entonces no le toca ver la gran hazaña de Zaragoza”, dijo.
El general alcanzó la gloria el 5 de mayo de 1862 en Puebla, pero su situación personal era complicada, ese mismo año había enviudado y ya había perdido a dos de sus tres hijos.
Finalmente, el héroe nacional murió el 8 de septiembre de ese mismo año, pero tuvieron que pasar más de 117 años para que sus restos y los de su amada Rafaela pudieran descansar juntos en Puebla.