En menos de 48 horas, especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán efectuaron cuatro trasplantes renales que beneficiaron a una mujer y tres hombres entre los 26 y 55 años de edad
Jorge Martínez Ulloa, jefe de Departamento Clínico de la Unidad de Trasplantes de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) de Mérida, encabezó al equipo multidisciplinario que el 21 de abril de este año procuró los cuatro órganos de dos mujeres con muerte cerebral, y que gracias a la decisión de sus familiares fue posible obtener sus riñones.
“Fue un trasplante simultáneo que se hizo de donantes de personas fallecidas, la primera fue una mujer de 37 años en Cancún, Quintana Roo, nos desplazamos a procurar los órganos y, mientras se realizaban dos trasplantes aquí en Mérida, nos avisaron de otra donante, una mujer de 57 años. Al término de las operaciones nuevamente entramos a la cirugía de procuración y hacer los dos trasplantes subsecuentes”, detalló.
Martínez Ulloa destacó que llevar a cabo los trasplantes de manera simultánea tuvo un proceso de logística complicado, pues se requiere de dos equipos, uno quirúrgico que se desplaza y valora al potencial donador, que los órganos se encuentren en buenas condiciones y descarta riesgos sanitarios en el trasplante.
En tanto, el equipo clínico avisa a entre seis y ocho potenciales receptores del riñón, ejecuta una serie estudios de compatibilidad, sangre y estado de salud, así como la edad entre donante y receptor, a fin de que el Comité de Trasplantes decida qué pacientes son los mejores candidatos para recibir el órgano, explicó.
Destacó la capacidad de respuesta de la UMAE, de los especialistas de trasplantes, así como del personal que apoyó con el traslado en ambulancia, a enfermería y diversas especialidades. Afirmó que el Seguro Social cuenta con una red de coordinadores de donación en diversos hospitales del país que permite establecer comunicación oportuna cuando se tienen donantes de órganos y tejidos.
Los pacientes
Alfredo, con 30 años, pasó una tercera parte de su vida en tratamiento con diálisis peritoneal y hemodiálisis para tratar de preservar la función de su riñón, “llegó un momento en que lo veía imposible, por eso estoy muy agradecido con la persona que se volvió un ángel por regalarnos esto que nos está ayudando a salir adelante, sin problemas ni tratamientos cansados y dolorosos”.
Por causa de la hipoplasia renal, que es la falta de desarrollo de los riñones, esperó por 10 años un trasplante. Hoy asegura que tiene una nueva vida y un cambio total. “Estoy muy agradecido con los médicos, enfermeros, toda la institución, pues se portaron a la altura”.
Un caso similar fue el de Daricela, de 26 años, a quien le fue detectado el mismo padecimiento. Por cinco años y medio estuvo en lista de espera para recibir riñón nuevo, “es una enfermedad desgastante, tanto para mí como mis familiares, por eso fue mucha la emoción cuando llegamos aquí, hicieron todo el protocolo y salí compatible”.
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Agradeció a los familiares de los donantes de órganos “por darme esa oportunidad de seguir adelante, con una vida normal, porque estar enferma es algo que te estanca en una sola cosa, dejé mi carrera a la mitad, sólo estar en casa. Ahora pienso retomar mis estudios y darle más atención a mi hijo, que tiene ocho años”, resaltó.
Por su parte, Octavio padeció por siete años litiasis renal, enfermedad crónica que se caracteriza por la formación de cálculos en el aparato urinario y dolor intenso por la obstrucción de la salida de orina del riñón, a lo que se sumó que desde su nacimiento uno de sus riñones era muy pequeños y no fue funcional.
“Es desesperante estar en el tratamiento de hemodiálisis, pero nunca perdimos la fe; es un orgullo tener a personas que hacen este tipo de donaciones, pensando que le hacen un bien al prójimo. Muchas gracias por haber donado sus órganos y a la vez salvándonos de probablemente haber muerto”, enfatizó el paciente de 55 años de edad.
En el caso de Rubén, de 43 años, se mantuvo siete años en lista de espera, mismo tiempo en que le fue diagnosticado con insuficiencia renal crónica, que deterioró su calidad de vida, que lo llevó a dejar el trabajo y tener limitantes hasta para realizar esfuerzos.
“Actualmente me siento bien, cada mejor desde que me dieron de alta hace mes y medio. Sufrí mucho en el tiempo que estuve dializándome y ahora tengo una oportunidad de vida. Estoy muy agradecido porque sé que los familiares tomaron una decisión muy difícil; también con el instituto, el equipo de médicos y toda la rama de enfermería”, destacó.
Es importante destacar que todos los procedimientos de donación y trasplantes se llevan a cabo con estricto apego a los protocolos de bioseguridad para disminuir el riesgo de infecciones, entre ellas el SARS-CoV-2. Cualquier persona que así lo desee puede ser donador voluntario de órganos y tejidos.
LP