El secretario Ejecutivo del Consejo General del INE, Edmundo Jacobo, acusó que en el Consejo Directivo del CIDE para designar y nombrar a José Romero Tellaeche, no se les permitió si quiera expresarse, no se cumplió con el estatuto general para elegir al mejor perfil y por el contrario, se reforzó la evidente falta de diálogo y las sensaciones de inconformidad, frustración y desasosiego.
En el escrito enviado al Conacyt, del que MILENIO tiene una copia, el secretario Ejecutivo del INE exhibe que no se propició un clima de diálogo pues ni siquiera se les permitió expresarse a los integrantes del Consejo inconformes, lo que considera preocupante pues resulta incongruente con la esencia de esta institución.
“El Instituto Nacional Electoral desea expresar su preocupación por la situación predominante en las comunidades académica, administrativa y estudiantil del Centro de Investigación y Docencia Económicas, ante la evidente falta de oportunidades de diálogo con las instancias involucradas. Las sensaciones de inconformidad, frustración y desasosiego características del momento que sufre la institución son contrarias a las condiciones propicias para la realización de las actividades académicas y, por lo mismo, incompatibles con la razón de ser del CIDE".
“En democracia, como en la ciencia, es indispensable tener disposición al diálogo y la apertura a las visiones y expresiones distintas a las nuestras. El fenómeno democrático no puede recrearse sin esas precondiciones, como tampoco puede generarse ciencia si no se garantizan ambientes adecuados para la reflexión y el intercambio de posiciones”, indicaron.
MILENIO confirmó que, además del INE, se manifestaron en contra de este nombramiento el Banco de México, el Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México y la Secretaría de Energía, pero ninguna de las representaciones fueron escuchadas.
El posicionamiento del INE inicia remarcando la “preocupación por el encono que ha generado el proceso de designación de la persona que habría de asumir la dirección del centro y la crisis interna que enfrenta la institución, ante la falta de espacios de diálogo entre las comunidades estudiantil y académica con las autoridades internas de la institución, así como con el propio Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología”.
Edmundo Jacobo Molina señaló que, si bien existe una ambigüedad en las disposiciones de designación, “debe resolverse con una lectura funcional de las mismas, lo que no ocurrió”, pues nunca se realizó la auscultación interna que señalan el proceso para identificar a los aspirantes al cargo, ni se presentó al grupo de auscultación externa que debía ser integrad por un equipo de seis a nueve personas para conformar una propuesta de finalistas para que finalmente, fuera el Consejo Directivo del CIDE el que “formalizara” la designación.
“No se nos permitió hacerlo, con el único ánimo de cumplir con la función que tiene a su cargo como integrante de dicho consejo, el Instituto Nacional Electoral expresa que su voto sería en contra de la designación y nombramiento efectuado por la Dirección General del Conacyt”.
El escrito de ocho páginas exhibe que no se cumplieron las fases ante instancias y personas distintas para lograr que “el nombramiento recaiga en alguien cuyas competencias y habilidades para asumir las tareas de coordinación de los trabajos del CIDE y el liderazgo que ello supone sean apreciadas en los trabajos de auscultación, internos y externos, por una pluralidad de personas, de tal suerte que se generen las mejores condiciones posibles para la mejor decisión posible”.
También critica que queda claro que el Consejo Directivo debe formalizar la designación, sin que “formalizar” tenga “un sentido vacío, carente de contenido normativo propio, como lo sería la opción de concluir que se trata de una actividad meramente mecánica, automática o irreflexiva, pues se estaría en realidad, evadiendo la finalidad misma de esta frase, constitutiva de la formalización que más bien, está enfocada a la constatación de que se han cumplido con todos los pasos en los cuales se articula el proceso de designación”.
Por lo que considera que la voluntad del Consejo Directivo debe apegarse desde la expresión de cada uno de sus integrantes, lo que en este caso no sucedió.
“De forma desafortunada, en la primera sesión extraordinaria del Consejo Directivo del CIDE no se nos permitió a quienes integramos el órgano de gobierno posicionarnos, en general, respecto de la regularidad del procedimiento de designación y nombramiento, y, de manera particular, sobre la idoneidad de la persona considerada por la Directora General del Conacyt".
“Pese a las inquietudes expresadas por varios de los integrantes del Consejo Directivo, al amparo de una interpretación errónea de las disposiciones atinentes, evidentemente alejada de la finalidad pretendida con el procedimiento —en los términos en los cuales se encuentra articulado—, se impidió siquiera la posibilidad de expresar los distintos puntos de vista en relación con las temáticas indicadas, para que el Consejo Directivo estuviera en aptitud de tomar una posición sobre la formalización de la designación y nombramiento”, indica el texto.
Y concluye señalando que “México no debe ni puede darse el lujo” de prescindir de la producción científica de calidad en la que ha contribuido el CIDE, ni de sus jóvenes egresados que ayudan a contribuir en el mejoramiento de la comunidad.
lp