Una ociosidad llamada credencial de elector

Después de varios intentos, filas y tiempo de espera, votante descubre que tiene hasta el 8 de febrero para reponer su credencial del INE

Una ociosidad llamada credencial de elector
Ciudad de México /

Perdiste tu credencial para votar hace un par de años y, como siempre llegas tarde a todo, has decidido tramitar la reposición cuando faltan solo cuatro días para que venza el plazo.

Tu primer intento ocurre la noche del jueves 18 de enero, por internet. La página del INE, sin embargo, al parecer está colapsada porque cada vez que seleccionas una cita para Ciudad de México aparece un mensaje que dice: “Te invitamos a acudir sin cita para realizar tu trámite”. 

A la mañana siguiente acudes al módulo del INE que se localiza en Reforma 295 y lo primero que miras es un gentío parecido al que se observa en los andenes del Metro a la hora pico. Una vez que logras identificar la fila te acercas a una funcionaria que revisa los documentos de manera ágil. Te dice que ya se acabaron las 450 fichas que repartieron para obtener una cita y que hasta el lunes 22, el último día del plazo, volverán a entregar papeletas, pues ese módulo no abre los fines de semana.

“Pero si apenas son las 10 de la mañana”, le dices a la funcionaria cuando la noticia te desanima. “Uy, ayer se acabaron a las nueve”, te contesta y mete cuña para que te duela: “Ya ve que la gente ociosa deja todo para el final”. 

Como no te resignas al fracaso, le planteas la posibilidad de esperar para colgarte de una cita que se cancele. Ella te mira como tú miras a la gente que pregunta disparates y luego te dice que si alguien no asiste a su cita, su lugar no se reemplaza. “Allá adentro hay como 40 personas esperando que le tomen la foto, ¿cree que se notará que alguien canceló?”.

Los intentos por obtener una cita en el INE

Decenas de personas se dan cita en los módulos del INE para tramitar credencial para votar en Jalisco (Fernando Carranza)

Nocturno como eres, a la mañana siguiente logras despertarte antes de las 8 para tu segundo intento: el módulo que se encuentra sobre Fray Servando Teresa de Mier 68, cerca del metro Pino Suárez. Que llegues en bicicleta te brinda un deprimente punto de vista de la kilométrica fila de gente. La última vez que miraste a tanta gente formada fue cuando ibas a vacunarte contra el covid. Por uno de los funcionarios del INE te enteras que las 400 fichas que entregan al día ya volaron. “Vente mañana, pero más temprano”.

Un señor te dice que por ahí anda un joven, uno de chaqueta de cuero, vendiendo una ficha que ya no va a usar. Al mentado joven no lo encuentras. Para adaptarte a la nueva decepción, concluyes que el joven nunca existió y regresas a casa.

 Cuando estés almorzando, verás un video en X donde una señora denuncia que algunas personas se formaron desde la madrugada para vender las fichas en un módulo de la Gustavo A. Madero. Entonces piensas que quizá el joven de la chaqueta de cuero sí existe, pero no tuviste la suerte de corromperte. Ahora lo intentarás el lunes porque nunca te despiertas temprano, menos los domingos.

Para el tercer y último intento regresas al módulo de Reforma 295. Si bien la fila es larga, todavía están entregando papeletas a las 9.30 de la mañana. “Hoy vamos a trabajar hasta las 12 de la noche”, te dice la funcionaria cuando te da la ficha 347 de 450. La misma funcionaria te explica que extendieron el horario cuatro horas porque no habrá prórroga.

Durante la espera te vas enterando por la plática de las personas o por comentarios de los funcionarios del INE que la mayoría de los que vienen a este módulo es gente que trabaja por la zona; que más de una persona ha pedido permiso en su oficina para venir a hacer el trámite; que hay quienes no han traído los documentos completos pero tienen hasta la hora de su cita para reunirlos; que el cambio de dirección y la reposición son los trámites más comunes; o que quienes no tienen alguna identificación oficial deben traer dos testigos y sabe qué tanto.

En eso llega un reportero de televisión. “¿A qué hora llegaste?”, alcanzas a escuchar la pregunta que le hace a un señor que viene abrigado como para el clima de Alaska. “Antes de las ocho”, dice como si hubiera sido un reto. La entrevista con el esquimal se desvía hacia el caos que según ha sido provocado por la dificultad de sacar una cita por internet.

El reportero te salta para entrevistar a otra persona que se queja de la fila. Tú le hubieras dicho que la culpa de todo esto era tu irresponsabilidad. Tú, que vives a 700 metros del módulo y que tuviste dos años para reponer la credencial, no puedes callar tu ociosidad.

El anhelado y burocrático trámite 

Votantes atraviesan largos procesos para renovar su credencial de elector (Archivo)

Después de dos horas formado, te entregan un papelito con la hora de tu cita: 19.20. “Llegue puntual”, te pide la funcionaria y pronostica que tardarás unos 40 minutos desde que entres hasta que te tomen la fotografía y te entreguen la credencial.

Mentira: primero te formas poco más de media hora para que te entreguen un tarjetón color amarillo y te mandan a otra fila donde esperas otros 50 minutos. En esa fila no falta el tipo gandalla que quiere meterse y tienes que confrontarlo para que respete las absurdas reglas, pero reglas.

Mientras haces la última fila, antes de entrar al módulo (donde tardarás otro tanto), te enteras que al final no entregaron 450 fichas sino cerca de 800. Pero lo que más te sorprende es descubrir por boca de una de las funcionarias del INE que para la reposición por robo, extravío o deterioro grave y sin cambios o actualización de datos, la fecha límite es el 8 de febrero. Te ríes de ti mismo. No por el tiempo perdido, sino porque debiste informarte antes.

Ya estás aquí, piensas, y sigues con el trámite.

ATJ

  • Alejandro Almazán
  • Líder de Google por la Educación para Hispanoamérica

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