El Quinto Informe de actividades del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, abrió la temporada de pasarelas políticas 2023-2024 y dejó claro los distanciamientos entre quienes presumen ser aliados y la cercanía de los presuntos opositores.
Foto: Ariana Pérez
El Palacio de Gobierno de Toluca, que en un año cambiará de inquilino, ya sea que se mantengan los tonos rojos, o de paso a los guindas o azules, fue el escenario del prematuro desgaste de la alianza Va por México.
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El líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, estuvo todo el tiempo flanqueado por sus fieles Manuel Añorve, vicecoordinador priista en el Senado, y Rubén Moreira, coordinador de la bancada priista, no se movió de su lugar y fueron pocos los políticos que se acercaron hasta él.
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A cuatro asientos de distancia estaba el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien se mantuvo con su líder cameral, Luis Espinosa Cházaro y su aspirante al gobierno de la entidad, Omar Ortega.
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Ambos dirigentes, que en otro momento salían juntos anunciado que su alianza estaba más fuerte que nunca y que nada los separaría, no cruzaron ni mirada y cada uno se mantuvo con sus leales, sin tomar acercamientos para darle respiración a Va por México.
La llegada de la secretaria de Desarrollo Social, Alejandra del Moral, sacó de concentración al coordinador de los diputados mexiquenses del PAN, Enrique Vargas, quien optó por saludar en sentido contrario a ella para evitarla.
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Uno de los abrazos más efusivos que tuvo la priista fue con Jesús Zambrano, quien la abrazo por varios segundos; fueron más breves y hasta obligados con su presidente, Alejandro Moreno y la diputada, Ana Lilia Herrera, quien vivió todo el acto desde un rincón del recinto.
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Del Moral también fue bien recibida por los ex gobernadores mexiquenses Emilio Chuayffet, César Camacho Quiroz, Arturo Montiel y Eruviel Ávila.
En la primera fila, en la de honor, también hubo distanciamiento, pues la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, y Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, prefirieron darse la espalda.
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Ambos morenistas vivieron recientemente una serie de descalificaciones en la que se acusan de grillas internas por la nominación de su partido.
La puntual llegada del gobernador Del Mazo, acompañado de su esposa, Fernanda Castillo Cuevas, y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, también mostró filias y fobias.
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El mandatario mexiquense saludó apretando el paso al área priista encabezada por Moreno, Moreira y Viggiano, y quien se quedó con las ganas del apretón de manos fue Enrique Vargas.
Donde se detuvo y hasta abrazo y palmadas en la espalda hubo fue con Ricardo Monreal, mientras que con Sheinbaum besos en las mejillas.
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También López Hernández se detuvo unos segundos con el dueño del voto en abstención en el Senado para la adhesión de la Guardia Nacional al Ejército y con la mandataria de la capital, lo que lo obligó a apretar el paso y no saludó al ex gobernador local, Arturo Montiel.
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Del Mazo tuvo distinciones con las denominadas corcholatas de Morena y el líder de Morena en el Senado, de quienes destacó que siempre se han preocupado por su entidad.
En medio de la guerra política, el gobernador priista dejó un espacio para el amor y reconoció a su esposa:"Estos logros son posibles gracias a la dedicación y entrega de una mujer que se ha comprometido con las causas más nobles. Que además de ser esposa y madre, es el impulso de mi familia y mi inspiración de vida, gracias amor", lo que estremeció a los presentes.
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Y también advirtiendo tormentas electores hizo un llamado para que los actores políticos "seamos responsables de nuestro actuar, debemos impulsar la consolidación de la democracia y fortalecer las instituciones que la garantizan. Debemos respetar la voluntad de los mexiquenses".
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Al final del evento los algunos de los protagonistas del desfile se buscaron, como el senador Manuel Velasco, quien saludó a Sheinbaum y hasta le besó la mano al despedirse; e Higinio Martínez, quien le pidió una foto a Del Moral.
Los demás se movieron para no salir en la foto de sus aliados, de sus compañeros de partido, que también son sus adversarios políticos.