Las últimas horas de la sección femenil del Penal de Zumpango se vivieron la noche del martes 5 de octubre con el traslado de 27 mujeres privadas de la libertad al Centro Penitenciario Femenil “Neza Sur”.
Solo diez minutos tuvieron las internas para guardar en bolsas transparentes de plástico algunas pertenencias y objetos de higiene personal; de incógnito entre la pasta de dientes y una toalla se fijó el recuerdo del lugar donde algunas de ellas pasaron más de cinco años de sus vidas.
Aunque el subsecretario de Control Penitenciario del Estado de México, Manuel Palma, les explicó que el traslado busca darles una estancia digna, las mujeres tenían miedo. "No te olvides de nosotras", le dijo una de las reclusas a Rosa, custodia del penal; ella le respondió -para calmar sus nervios- que no se olvidaría de ellas y que estarían mejor en Neza.
La Ley Nacional de Ejecución Penal estipula que el internamiento femenil debe ser en espacios diferentes a los de los hombres, de acuerdo con Manuel Palma las secciones femeniles en su momento fueron centros municipales.
Las mujeres estaban hacinadas en un solo dormitorio de no más de 30 metros cuadrados, compartían las literas donde dormían; el baño contaba con una ducha sin regadera para todas y dos excusados sin agua, que eran compartidos en turnos establecidos. Tampoco tenían acceso a un consultorio ginecológico y no podían realizar actividades deportivas ni culturales, debido al espacio reducido del patio, lo cual tampoco permitía que realizaran actividades de reinserción social.
A pesar de las condiciones en las que vivían, para algunas mujeres como Mónica fue difícil dejar el penal de Zumpango, pues su familia vive en Chihuahua y piensa que ahora será más difícil que la visiten.
"Se acostumbra uno a estar así y como nos platican de otros penales que son muy peligrosos preferimos estar así. Ahorita pienso en mi familia cómo se va a poner, mi familia vive en Chihuahua, es difícil que me vengan a visitar, vienen cada año", contó a MILENIO.
La cofundadora de Reinserta, Saskia Niño de Rivera, explicó que los cambios impactan de manera importante en las personas privadas de su libertad, pues les generan incertidumbre y angustia.
"Cuando estás privada de la libertad ese cambio no depende de ti y no tienes control de él, te gusta más lo que ya conoces aunque sea en condiciones deplorables", dijo Niño de Rivera.
La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) y la organización Reinserta acompañaron el traslado e ingreso al penal de las reclusas para verificar el respeto a sus derechos humanos.
El traslado que duró hora y media enfrentó a las 27 mujeres a una realidad oculta tras las rejas, muchas de ellas acostumbradas a vivir en prisión se sintieron nerviosas al volver a estar en contacto con el exterior. Subir después de tanto tiempo a un autobús, les significó un reto: algunas se marearon, les dolió la cabeza, lloraron e incluso vomitaron. Otras de manera sigilosa trataban de ver por la ventana del camión las luces de la ciudad.
Además de Zumpango, mujeres de tres centros más fueron reubicadas a Neza Sur, el cual cuenta con celdas para internas que cuidan a sus hijos en prisión, taller de costura y servicios médicos adecuados para brindar una estancia digna.
"Es un centro penitenciario creado y pensado exclusivamente para las mujeres un centro únicamente femenil el cual nos va a permitir mejorar la calidad de vida de las mujeres en reclusión", dijo el subsecretario."Dicen que los cambios son para algo bueno y esperamos que sea esto para algo mejor", finalizó Mónica.
JLMR