Desde que inició el año, la investigación de Édgar Guerra, sociólogo y profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en Aguascalientes, sobre la violencia en contextos rurales, particularmente en Apatzingán, Michoacán, se ha visto comprometida por falta de recursos.
Guerra pertenece al Sistema Nacional de Investigadores desde hace cuatro años, pero desde enero de 2021 dejó de recibir el estímulo que le confiere ser nivel I, situación que nunca había ocurrido.
Pese a que ha enviado correos y llamado al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) hasta ahora no ha recibido respuesta, lo que considera una falta de respeto para un sistema que contribuye a la investigación del país.
Explica que si bien el estímulo no lo dedica de manera completa a sus investigaciones, en estos momentos donde otros apoyos se han reducido por la crisis económica derivada de la pandemia, es una manera de solventar gastos.
“Hay un problema en el Conacyt y hay que levantar la voz para decir que algo está ocurriendo y debe corregirse. Pedimos una horizontalidad, una apertura de diálogo con las autoridades”, expuso.
Así como él, al menos una centena de investigadores reportan falta de pagos cuya causa podría ser irregularidades administrativas como el extravío de documentos indispensables para sus expedientes.
Arturo Gutiérrez, antropólogo y profesor investigador en el Colegio de San Luis, es SNI, nivel 1 desde el 2008, pero desde enero le dejaron de pagar, algo que nunca había ocurrido.
Con al menos cinco libros publicados y diversos trabajos de investigación, el investigador del programa de antropología además de que no ha podido ascender en el SNI, ahora padece el silencio de las autoridades, ya que ha enviado correos al Consejo solicitando respuesta a su situación, pero no ha tenido éxito.
“No hay ningún tipo de claridad por qué le pagan a uno, el silencio ofensivo con que lo tratan a uno. Reclamar es un viacrucis interminable”, lamentó.
Los investigadores se han organizado para, en breve, difundir una carta pública a la directora del Conacyt, María Elena Álvarez- Buylla, con la que demandarán les aclaren su situación y una solución.
“Pedimos que CONACYT se haga responsable de mantener un diálogo abierto, claro y comprometido con todos los miembros del SNI. Como consecuencia, solicitamos que se abran mecanismos adecuados para que los miembros del SNI puedan informar las irregularidades que se presentan en el pago de los apoyos económicos.
Pedimos que el SNI tome medidas para mejorar sus procesos de verificación de datos y de comunicación con los miembros para que no repita esta situación en el futuro, ya que se está afectando un gran número de investigadores que nos hemos ganado el reconocimiento SNI”, indica el texto firmado por diversos científicos.
Arturo Gutiérrez,
antropólogo y profesor investigador en el Colegio de San Luis.
Silvestre Ortega, doctor en ciencias químicas, recién ingresó al SNI, nivel 1. Asegura que desde el 25 de marzo debió haber recibido el estímulo que le corresponde la pertenencia al sistema, no obstante, hasta ahora no hay respuesta.
El investigador del Instituto Nacional de Rehabilitación señaló que si bien él se acaba de incorporar al sistema , el trato que se le da a los investigadores es igual: el silencio. Por ello, lo que buscan es que el Conacyt les permita una comunicación más abierta con quienes integran la columna vertebral de la investigación en el país.
“Conacyt no responde los correos, no toman las llamadas y a los investigadores que les han dejado de depositar no pueden saber por qué”, reclamó.
Sergio Monroy, doctor en desarrollo regional e investigador en la Universidad de Quintana Roo, nivel candidato en SNI, actualmente realiza una investigación sobre pobreza y distribución del ingreso, pero la falta del apoyo económico también impacta en sus avances.
“El 26 de marzo recibí una carta diciendo que iba a recibir el dinero en abril, pero llegó abril y no pasó nada. Comencé a llamar, mandar correos, pero hasta ahora no he obtenido respuesta”.
Milenio buscó al Conacyt, pero hasta el cierre de la edición o hubo respuesta.
Silvestre Ortega, doctor en ciencias químicas
FS