Javier Duarte, de regalar un Ferrari a Peña a ofrecerse como testigo en su contra

Desde hace tiempo se acabó la lealtad institucional al jefe del Ejecutivo que dicta la vieja tradición priista y que incluso llevó a Duarte a dedicarle a Peña Nieto un capítulo de un libro del gobierno del estado.

Duarte con Peña Nieto, ambos riendo. (Especial)
José Antonio Belmont
Ciudad de México /

La amistad entre Enrique Peña Nieto y Javier Duarte parece que se terminó.

El ex gobernador de Veracruz pasó de regalarle un Ferrari al entonces Presidente a ofrecerse para declarar en su contra por presuntos actos de corrupción en el escándalo de Odebrecht.

Y es que desde hace tiempo se acabó la lealtad institucional al jefe del Ejecutivo que dicta la vieja tradición priista y que incluso llevó a Duarte a dedicarle a Peña Nieto un capítulo de un libro del gobierno del estado.

El libro llamado Veracruz. La puerta de México fue elaborado en 2013 por la oficina de Programas de Gobierno.

En la portada, además del título, también decidieron poner el lema del gobierno de Duarte (2010-2015): “Las cosas bien hechas".

A siete años de distancia, el inicio del prólogo de este libro es revelador y sin imaginarlo, premonitorio: "A cada generación le corresponde forjar su presente y dejar el legado por el que serán recordadas sus acciones".

Los párrafos siguientes también parecerían un mal augurio de las complicidades entre autoridades “Este libro es un relato gráfico de lo que hemos estado haciendo... da testimonio de lo que juntos podemos hacer... Estoy cierto que las que la nuestra, es una generación comprometida y destinada a crear mejores oportunidades para todos los veracruzanos”.

La siguiente página ya tiene nombre y apellido y hasta dedicatoria, y aunque no lo hace con letras, nunca mejor utilizado el dicho de “una imagen dice más que mil palabras”:

Una fotografía, en blanco y negro, de Duarte con Peña Nieto, ambos riendo y con la frase: “Veracruz, lugar de encuentros donde trabajamos en equipo... y siempre en amistad".

​Pero la amistad se acabó. También el trabajo en equipo. Y ya ni se diga la lealtad institucional que durante años siguió fielmente Duarte.

En la oficina del entonces gobernador de Veracruz nunca faltó el retrato oficial del presidente Peña Nieto con la banda tricolor en el pecho.

Tampoco faltó una fotografía de un Duarte con barba estrechando la mano de Peña Nieto; la imagen, celosamente resguardada en un portarretratos de plata, era presumida por el propio mandatario de Veracruz.

Esta devoción institucional siguió en agradecimientos del gobernador al presidente ya sea en visitas de Peña Nieto a Veracruz o en los Informes anuales de Duarte.

“Hoy respondemos al llamado del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para realizar las reformas que México requiere, y transformar al país. Es momento de dar el gran paso a la modernidad que queremos”. 

ledz

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