Presidente del TEPJF crea "manada" y magistrados se le van 'con furia' en sesión

José Luis Vargas acusó manadas en el TEPJF y terminó arrollado por la furia de lo que parecía una verdadera cuadrilla de elefantes, encabezada por una matriarca que lo dejó sin aliento, encasillado y más enemistado que cinco minutos atrás.

José Luis Vargas, magistrado presidente de la Sala Superior del @TEPJF. (Archivo)
Jannet López Ponce
Ciudad de México /

El magistrado presidente José Luis Vargas Valdez acusó manadas en el Tribunal Electoral y terminó arrollado por la furia de lo que parecía una verdadera cuadrilla de elefantes, encabezada por una matriarca que lo dejó sin aliento, encasillado y más enemistado que cinco minutos atrás.

Cuatro magistrados siguieron a Janine Otálora quien no dejó pasar los evidentes ataques del incómodo magistrado, y sacó las garras por sus compañeros a quienes une la poca simpatía por Vargas Valdez. Y así, el alfiler que sostenía lo que quedaba de colegialidad en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se desplomó sin que nada ni nadie pudiera ni quisiera detenerlo.

“Mi caso es independiente, mi voto no va en grupo o en manada, mi voto es individual”, sostuvo Vargas en plena sesión pública luego de dos semanas consecutivas de indirectas de la magistrada Mónica Soto, la única aliada que le queda en ese pleno.

Soto -igual que la semana pasada cuando pidió que los votos dejaran de ser por vencidas o en grupos- sin prever la bomba que detonaría, volvió a apretar el gatillo contra sus compañeros al darse cuenta que una vez más, su proyecto sería rechazado por los votos mayoritarios del nuevo G5, del que no forma parte.

“Yo respeto muchísimo, por supuesto, los planteamientos y la oposición de la magistrada Janine Otálora a la propuesta que les he presentado y, intuiría que los demás van a votar también en contra”.

Quizá por la convicción de defender a la única que sigue de su lado -pero que después no tuvo ni una sola palabra para enfrentar la guerra que desató-, el magistrado Vargas se puso un saco que no le correspondía e intentando presumir ante el público que sus votos no son en bloque, agrupó a sus compañeros en una manada que se le fue encima.

“Yo únicamente quiero pedirle más respeto para las y los integrantes de este pleno. No somos una manada ni integrantes de una manada”, replicó la magistrada Otálora en una breve pero contundente intervención que pareció la señal para que el resto la siguiera.

La tensión en las sesiones del TEPJF ya es habitual, pero este miércoles, los reproches y acusaciones contra quien se supone, debería unir a ese grupo colegiado, terminó paralizando durante 30 minutos a los espectadores que no dábamos crédito de que lo sucedía en el máximo Tribunal Electoral de este país.

Vargas Valdez buscó disculparse con argumentos endebles: hablaba de mi voto, no del de ustedes; fue metafórico, yo nunca los he descalificado, yo no dije eso…

Pero nada resultó. Las exigencias de respeto con discursos que buscaban incluso ponerlo en una posición de desconocimiento de su puesto, eran aplastantes. Hasta que se llegó al último turno, el de Indalfer Infante Gonzáles que pareciera que esperó paciente dar la estocada final:

“Pediría que todos nos condujéramos con respeto y más usted, señor presidente, que dirige este Tribunal, que es la cara del Tribunal. Deberíamos cuidar este tipo de expresiones que causan incomodidad u ofensas tanto a la institución, como a los integrantes de este pleno”.

¡Pum! Con el casi nulo aliento y las pocas fuerzas que le quedaban, el magistrado Vargas se levantó de entre sus propios escombros y entre redundancias, atajó que si no quedó “claro la aclaración” podían recurrir a la versión estenográfica. Y decidió cambiar el papel de victimario por el de víctima:

“Le pediría a usted que respete y me respete, porque también creo que tengo derecho a pronunciarme”, y dio por concluido el debate.

No había nada más que agregar, ningún magistrado replicó. El show, otra vez, había quedado registrado. En público, en vivo y en directo. Y Vargas lo sabía: ningún alegato, ningún intento de justificación, ninguna disculpa forzada iba a borrar lo que, en efecto, la versión estenográfica sostenía y que se puede repetir una y otra vez en audio y video: votos en manada, votos en manada.

Luego, en un comunicado que publicó en sus redes sociales, como muchas veces sucede, sólo empeoró lo que ya parecía insuperable: acusó fines políticos para desvirtuar las palabras que él mismo pronunció, y aseguró que buscaban confrontarlo con las y los magistrados del pleno. Como si un poder extra normal lo hubiera forzado a decir lo que dijo, a incomodar como incomodó. Ahora, el magistrado Vargas acusaba un complot.

Así, en manada, quizá para darle en algo la razón, el nuevo grupo de los cinco demostró su fuerza y su descontento con su actuar, con sus dichos y con sus posturas. Nada nuevo, pero nunca en peor momento.

Los resultados finales de las 15 gubernaturas en disputa, donde algunas como Nuevo León y San Luis Potosí por momentos pareciera que se tambalean, están en manos del Tribunal Electoral más dividido, cuestionado y enemistado de la historia.

Con un líder que tropieza constantemente y un grupo indispuesto a tolerarlo. Con una manada que en esa selva, hace tiempo que derrotó a su rey.

ledz

LAS MÁS VISTAS