El cáncer de estómago había arrebatado a Juan Pablo Adame lo que parecía rutinario. El placer de comer o tomar un simple vaso de agua fría se convirtió en un suplicio que ni las medicinas, quimioterapias o su fe pudieron frenar.
La religión católica fue la luz que le dio “sentido espiritual a su vida”, más aún cuando el diagnóstico irrumpió en su vida en plenas festividades de Semana Santa: “Asumí que esta era la cruz que me tocaba cargar. Voy a abrazarme a esta cruz y caminar con ella en este camino largo, difícil y lleno de caídas”. A partir de ése abril del 2022 los hospitales, las medicinas e inyecciones formaron parte de su rutina.
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Adame Alemán pasó por tres cirugías y más de una decena de quimioterapias antes de subir al Senado de la República, en septiembre del 2023, como suplente de Miguel Ángel Mancera. Ello como parte de una promesa que el legislador del PRD le había hecho años atrás, cuando se recuperaba de una intervención en la que se le retiró el 80% de su estómago.
“Yo recibí un video cuando estaba en el hospital, hace como dos años más o menos (...) después de que me quitaron todo el estómago. En ese video aquí mi amigo el senador Mancera me dijo: ‘Tienes que echarle ganas, tienes que salir adelante, porque yo tengo un compromiso contigo, tú vas a ser senador’”.
El Papa Juan Pablo II estaba por cumplir su séptimo año al frente del Vaticano cuando Adame Alemán nació en su natal Cuernavaca, Morelos.
Desde 1985 el recuerdo del pontífice vivió en el nombre con el que los padres del joven político lo bautizaron; casi cuatro décadas después, Juan Pablo evocó una de las reflexiones del Santo Padre polaco que le instaba a “disfrutar la vida de una mejor manera” ante el diagnóstico que rompió sus planes a futuro, pero que le enseñó a “apreciar lo simple y cotidiano”.
“Dios se reiría de mí si vuelvo a hacer planes. (...) En mi ignorancia sobre el futuro, sé que estoy aquí para amar más al prójimo. (...) ¿Cuánto tiempo me queda? No lo sé y nadie lo sabe, pero nunca me sentí más vivo como cuando estuve cerca de la muerte”, pronunció desde el atril de la Cámara Alta.
El visitante incómodo
La vida sin estómago que el cáncer dejó a Juan Pablo Adame lo acostumbró a disfrutar lo que ojos ajenos consideran habitual, rutinario o una simple necesidad humana: el comer. Cada bocado, olor de un platillo nuevo, el vaso de agua o la sobremesa que cierra un buena merienda con la familia o las amistades.
La enfermedad privó al también padre de María, Rodrigo e Inés de ese aspecto vital para el ser humano, ya que en abril del 2022 fue sometido a una gastrectomía total— procedimiento que implica retirar el estómago y conectar el esófago con el intestino.
Aquel año llegaba a su fin. Y convencido de que el "amor vence siempre", Juan Pablo pedía que el cáncer no volviera a su vida. Sin embargo, siete meses después tuvo que regresar al quirófano ante las nuevas fallas que su organismo comenzó a experimentar.
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En una carta que compartió en X, Juan Pablo aceptó “las nuevas oportunidades” que la intervención representaba en su esfuerzo por recuperarse del cáncer y estar sano para su familia. Aunque en esa ocasión no pudo evitar la tristeza por los planes que la enfermedad le había vuelto a frustrar.
“Me pesa no poder estar en las ceremonias de fin de cursos de mis hijos en donde María saldrá premiada por su desempeño académico y Rodrigo terminará el kinder. Gracias a Dios estará Eli (su esposa) con ellos. Así es la familia”, comentó en el post del 12 de julio del 2023.
Pero las noticias fueron desalentadoras. Dos días después de la cirugía el propio Juan Pablo dio a conocer que el “visitante incómodo volvió”, aún cuando los estudios previos arrojaban un resultado negativo: “Durante la cirugía el oncólogo descubrió que el cáncer había vuelto. (...) Al entrar lo encontró. Así es esto”, comunicó en la red social de Elon Musk.
Transcurrieron 23 días para que Juan Pablo volviera a dormir en su hogar con sus “cuatro corazones” y no en una cama de los diferentes hospitales, en Cuernavaca y Ciudad de México, en los que estuvo internado. Salió del nosocomio por su propio pie, pero con una sonda ante la imposibilidad de comer por la boca; tan sólo quedaba esperar a la nueva ronda de quimioterapias para eliminar los tumores restantes.
“Me encomiendo a sus oraciones ya que yo no me voy a rendir. Pero no va a estar nada fácil”, compartió en otra carta del 26 de julio.
Veinte minutos después del medio día del 24 de agosto, un post con la leyenda “2/16” junto a un emoticón de una jeringa se observó en el perfil de X de Juan Pablo. Usuarios de la plataforma externaron su apoyo al joven político que iniciaba un nuevo ciclo de 16 sesiones de quimioterapia.
La sucesión ocurrió en los días siguientes. El 31 de agosto publicó el “3/16”; el 14 de septiembre el “4/16”; el 21, “5/16”; el 28, “6/16”; el 12 de octubre únicamente publicó el número “7”. Para el 9 de noviembre tomó la décima sesión, pero el número “16” había aumentado a “18”.
La actualización más reciente de su proceso fue la del 16 de noviembre con el “11/18”, sin embargo el tratamiento no habría resultado. Trece días después, el 29, comunicó a la Cámara Alta y en voz de la senadora Josefina Vázquez Mota que había decidido pasar a la etapa de cuidados paliativos ya que “el cáncer no dio tregua”.
“Hoy sólo asumo esta nueva situación de vida con la seguridad de que el cielo me espera. (...) Dios sabrá el día y la hora; mientras tanto, a vivir”, leyó la senadora de la misiva que Juan Pablo escribió seis días antes de fallecer.
Su legado en el senado
En el día que entró en funciones legislativas, Juan Pablo Adame envió al Senado de la República dos proyectos en materia de prevención y lucha contra el cáncer; siendo uno de ellos el llamado al Ejecutivo Federal para destinar recursos en beneficio de las y los pacientes oncológicos, así como sus familias.
El llamado solicitaba reactivar el Registro Nacional de Cáncer para actualizar datos epidemiológicos de la enfermedad en México; fomentar campañas de prevención y concienciación, así como la investigación científica; garantizar el acceso oportuno y equitativo a los servicios de salud, incluído el psicológico y social, y promover la elaboración y ejecución de políticas y programas relacionados con el cáncer.
Asimismo, envió una iniciativa que proponía otorgar apoyos a las personas que acompañan y cuidan a pacientes de cáncer en sus tratamientos. Ello, contemplando tres puntos como eje principal:
- Establecer que el Sistema Nacional de Salud tiene como objetivo proporcionar apoyos para garantizar su transporte, alojamiento, alimentación y atención psicosocial.
- Señalar que será prioridad la entrega de los apoyos a personas con escasos recursos económicos.
- Precisar que las dependencias y entidades de la administración públicas realizarán previsiones de gasto correspondientes.
ASG