A un año del juicio en el que Keith Raniere fue hallado culpable de siete cargos relacionados con crimen organizado y abuso sexual, la mayoría de los miembros mexicanos seguidores de Nxivm que empujaron el crecimiento de esa empresa, se hallan agazapados en el anonimato, refugiados en el norte del país y virtualmente desaparecidos.
Hasta el momento ninguno se ha atrevido a ofrecer detalles de lo que fue su relación con Raniere, preso en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn.
Incluso, algunos huyeron de Estados Unidos ante la posibilidad de ser procesados penalmente por su responsabilidad en atraer a víctimas a la secta, como Rosa Laura, quien vivía en Albany y vendió sus propiedades para volver a México.
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Una de las que andan buscando reinventarse después de dar a luz a los 43 años, es la bailarina y productora Alejandra González Anaya, quien administra Vuela Corp, exitosa compañía de bailarines que se presenta en actos como el Desfile del Día de Muertos en Ciudad de México (aún lo hicieron en 2019).
Vuela Corp es la continuación de Anima Inc., que la también hermana de José Antonio González Anaya, director del IMSS durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, fundó junto a Raniere.
Emiliano Salinas es otro de los que desapareció de la vida pública a partir de su último comunicado, emitido hace un año cuando se le mencionó por vez primera en el juicio.
Ni él ni Alejandro Betancourt, socio con el que entró y salió de ESP, filial de Nxivm en México, fueron acusados en la demanda civil que 80, quienes, se dicen víctimas de la empresa ingresaron en la misma corte donde se juzgó a Raniere.
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En esa demanda sí aparecen las mexicanas Rosa Laura Junco de la Vega, Mónica Durán, Loreta Garza Dávila y Daniela Padilla, que formaban parte del primer círculo de esclavas sexuales de Raniere.
Diego Ruiz Durán, abogado de la empresa ESP antes de que se disolviera, informó que tras la renuncia de Salinas y Betancourt, la empresa “quedó en manos de Jack Levy, quien dirigía el centro ESP Guadalajara, y de los hermanos Omar y Edgar Boone”, bajo cuyo control estaba la filial de Monterrey.
No hay indicios de que los seguidores mexicanos de Nxivm y Raniere quieran revivirla o al menos no en la forma a como operaba bajo el mando del gurú.
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