Esta vez, la cigüeña fue más rápida que el taxi donde viajaba Giovanna, y obligó al chofer a detenerse para aterrizar en el vehículo y dejar una preciosa niña.
Ya estaba escrito que no iban a llegar al Hospital Materno Infantil, ubicado a 21 kilómetros del crucero de Julio A. Roca y Marco, en el noveno sector de San Bernabé, donde tuvieron que improvisar la sala de partos en el asiento trasero del coche de alquiler. Una hermana de Giovanna fue la partera.
La pequeña ya no quiso esperar a que su madre llegara al hospital, y nació en el interior del vehículo, en plena vía pública, pero en excelente estado de salud.
“Yo fui la que le ayudé a sacar al bebé, es una niña. Se le rompió la fuente mientras íbamos al hospital y comenzó el trabajo de parto; ya venía la niña y tuvimos que pararnos”, dijo la mujer, que no se identificó.
Giovanna Sujei Contreras Zapata y su esposo Luis Fernando Aguilar viven en el Barrio de la Industria, en Ciudad Solidaridad, y ayer por la mañana notaron que la nueva heredera estaba a punto de llegar. Fueron al centro de salud de la colonia, pero ahí les dijeron que no había instalaciones adecuadas para el parto, por lo que se dirigieron al Materno Infantil, pero no llegaron.
“Ahí nos dijeron que no podían atenderla y nos fuimos al Materno Infantil, porque es el único donde no nos cobran, pero no llegamos”, dijo Luis Fernando Aguilar, quien comentó que ni siquiera se acordó de avisar en su trabajo.
Cuando el parto era inminente, angustiado, sin saber qué hacer, Luis Fernando solo atinó a bajarse del taxi y estirarse los cabellos. Volteaba a un lado y otro buscando ayuda. El taxista estaba más asustado que el papá.
“Estaba más nervioso yo que el papá, es mucha responsabilidad, pero gracias a Dios la mamá y la bebé están bien”, dijo el trabajador del volante Carlos Pecina.
La cigüeña venía de buen humor, porque seguramente traía tanto trabajo que no quiso esperar la llegada de los paramédicos, y el parto se dio en cuestión de minutos y sin problemas.
Fue una hermosa niña, sonrosada y feliz. Ahora solo falta saber qué nombre ponerle.
“Todavía no sabemos, vamos a ver… sí, sí me siento muy bien”, dijo Giovanna, sonriente y feliz, mientras iba en la camilla, trasladada hacia la ambulancia.
Apenas se fue la cigüeña llegaron paramédicos de la Cruz Roja Mexicana, quienes tras comprobar que todo estaba bien, trasladaron a la feliz madre y a su bebita hacia el Hospital Materno Infantil, en tanto que el papá apenas cupo en el taxi de tan orondo que iba.