Desde que llegó al poder en enero de 2009, la política migratoria en Estados Unidos se ha endurecido. De acuerdo con cifras oficiales el Departamento de Seguridad Nacional, la administración de Obama, específicamente la Oficina de Seguridad Nacional, había deportado para 2010 un total de 863 647 extranjeros, de los cuales el 43.5% fueron calificados como criminales, a pesar de que sus delitos fueran simples faltas administrativas; más preocupante es que, los datos muestran un incremento en la taza de deportación desde 2009 con un máximo de 435 000 deportados para el año de 2013, la cifra más alta de todos los tiempos y curiosamente es el año donde logró una aprobación de 55%.
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