La competencia política que ha surgido durante la última década ha roto con la dinámica de corrupción entre grupos criminales, poderes fácticos y partidos tradicionales, de manera que la violencia es una respuesta de quienes ven amenazada su posición de poder dentro del sistema político mexicano, explicó el investigador y catedrático de la Universidad de Guadalajara, Francisco Díaz Jiménez.
El experto en análisis político indicó que durante la última década las posiciones de poder se han vuelto más plurales por el surgimiento de nuevas opciones y partidos.
Explicó que este fenómeno surge por un desalineamiento político de los electores, quienes ya no se sienten identificados por algún partido y más bien se fijan más en las cualidades personales de los candidatos para definir su voto.
“Son pocos los estados que están manteniendo esta competencia bipartidista que había durante la década pasada sobre todo esto se ha marcado mucho a partir del 2015 ¿cuál es la razón de esto? es muy simple: cada vez los partidos políticos ya no son tan centrales en las decisiones de los electores, ya no son tan importantes como eran antes las etiquetas partidistas.
“Lo que ha crecido en los últimos años es lo que se conoce como el electorado independiente o apartidista. Estos electores que no tienen un sentimiento de cercanía o se simpatía con algún partido político en particular”, dijo.
Mencionó que esta pluralidad política genera incertidumbre entre los grupos criminales, sindicatos, élites, u otros sectores de la sociedad organizada que apoyan a algún candidato y esto da paso a la violencia, de manera que el gobierno debe generar esquemas más fuertes de defensa ante estos ataques.
“Sí podría empeorar porque, por ejemplo, en el caso colombiano fue una situación muy similar: cada vez los grupos criminales o poderes fácticos a lo largo del territorio de ese país comenzaron a tomar más fuerza, incluso a superar en capacidad a las instituciones políticas, a los partidos y empezaron, incluso, a atentar ya no solamente contra la integridad de la población sino también de la clase política”, concluyó.