Con machete al hombro y una frazada azul que le protegía el rostro de los más de 40 grados centígrados que caían en Reynosa, Tamaulipas, Karla Quintana recorrió el 17 de agosto un centro de extermino operado por el cártel del Golfo, en la que fue su última diligencia en terreno antes de dejar la titularidad de la Comisión Nacional de Búsqueda.
La ahora ex funcionaria acompañó a una docena de madres buscadoras al rancho abandonado de Los Nietos, en la comunidad El Trece, en un municipio que concentra a dos mil 592 personas desaparecidas de las más de 111 mil reportadas hasta ayer en todo el país.
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Quien no conociera a la entonces comisionada, hubiera pensado que se trataba de una más de las buscadoras. Caminaba junto a ellas, escuchando sus historias. Si encontraba un indicio sobre el piso, lo señalaba para que el personal pericial realizara el levantamiento correspondiente.
"Es santería", dijo mientras observaba lo que parecían ser pequeños huesos, regados a unos metros de un horno operado por el crimen, en el que se encontraron cinco kilogramos de restos humanos.
Después fue hasta una alberca y a una cisterna, donde las madres le dijeron que ahí podría haber más restos. Las mujeres desahogaron en ella su enojo porque la fiscalía estatal no inspeccionó a profundidad ni resguardo el terreno cuando acudió por primera vez en febrero de 2022.
Cada tanto, la ex comisionada se detenía a tomar agua. Volvía a platicar con las madres y dialogaba también con peritos o los elementos de seguridad encargados del resguardo de las personas.
Por más de media hora, Quintana comió con las madres y los integrantes de la comisión de búsqueda local, y por unos minutos dejaron de lado la crueldad que les rodeaba.
Aprovechando la protección de la Guardia Nacional y la Policía Estatal, Quintana y un puñado de buscadoras se subieron a una camioneta y tomaron la carretera Reynosa Sur II, siguiendo una pista que señalaba que en ese camino se tiraban bolsas con restos humanos.
Hombro a hombro las mujeres buscaron los restos de alguna víctima. A machetazos se abrieron paso por un camino de sembradíos. Después de peinar el terreno por más de media hora, la funcionaria y las madres concluyeron con la jornada de búsqueda sin más hallazgos.
aag