La primera generación de mediadores del Laboratorio Cultural Ciudadano (LABNL) se capacita en el cuarto piso del Antiguo Palacio Federal, espacio construido en 1929 que ha sido remodelado.
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Con post-its de colores pegados sobre los cristales, mesas de trabajo y hojas con indicaciones para separar la basura, trabajan los 16 mediadores entre mujeres y hombres, algunos jóvenes pero también con personas mayores a los 50 años.
A continuación presentamos las opiniones de tres jóvenes que forman parte de la primera generación, quienes tendrán el reto de participar en el primer laboratorio cultural en su tipo para el estado propuesto por el Conarte.
Mario Barragán, artista
Reunirse con gente comprometida para impulsar la cultura de ciudadanía fue una de las primeras impresiones que tiene Mario Barragán, gestor cultural y quien ha emprendido un taller de bordado y masculinidades.
Los mediadores han recibido su taller de capacitación durante tres semanas, las primeras en formato digital y desde el jueves lo hacen desde las instalaciones del LABNL.
"Es un proceso de aprendizaje. Entré a esta capacitación esperando empaparme de la manera en que se ve el mundo a través de un laboratorio", comenta Mario Barragán.
Uno de los retos del Laboratorio Cultural Ciudadano será convocar al público, para que puedan hacer suyas las instalaciones y se involucren en la planeación de iniciativas relacionadas a las artes, ciudadanía o la tecnología.
"Creo que lo principal es comunicarle a la ciudadanía que este espacio es suyo. Es un espacio que no tiene esa barrera entre proyectos de gobierno y los públicos. Lo que haremos como equipo de mediación es asegurarnos que la gente reconozca al espacio como suyo", apunta.
Mariela Rivas, urbanista
Aunque Mariela se presenta como una ciudadana extranjera, al escucharla hablar se reconoce que conoce muy bien Monterrey.
De nacionalidad venezolana y profesión urbanista, camina desde su residencia en el sector Obispado hasta el Antiguo Palacio Federal para participar en su capacitación como mediadora.
"Yo soy extranjera y cuando conoces Monterrey sientes la segmentación, la segregación social y ves las desigualdades, pero que ofrece muchas oportunidades para desarrollar proyectos pero no encuentras dónde", menciona Mariela Rivas.
En la primera generación de mediadores hay estudiantes, activistas, antropólogos, especialistas en derechos humanos y biotecnología, quienes recibirán y orientarán a los visitantes al laboratorio cuando entre en operaciones a comienzos del 2021.
"Creo que como posibilidad de ser ciudadana del mundo pueda aportar algo, desde mi profesión, pero también como la posibilidad de llevar proyectos de integración ciudadana. Aquí no es tanto atender un problema sino que se trata de crear ciudadanía", señala.
Carolina Quiroz, activista por derechos humanos
Desde su bicicleta, Carolina Quiroz conoce los retos de movilidad que tiene el centro de Monterrey así como la violencia vial que se vive día a día.
Al conocer la convocatoria para seleccionar a los mediadores del LABNL decidió participar, como una manera de aportar de una manera colaborativa.
"Me considero feminista y activista por los derechos humanos y participar lo veo como una manera de aportar más que si lo hiciera de manera individual, por eso decidí postularme", indica Carolina Quiroz.
Si bien el periodo de confinamiento, a causa de la crisis de salud, puede ser un impedimento para la visita de personas al LABNL, es importante que la gente conozca la apertura del espacio y se anime a participar, consideró.
"Un reto ahora es la pandemia, pero me encantaría ir a las casas de las personas, tocar sus puertas y socializar los prototipos que estamos pensando para hacerlos activos del proyecto", señala.