Las encuestas como método de elección organizado por Morena han demostrado en diversas ocasiones que también son causa de diferencias internas.
Los procesos de elección de las candidaturas de Claudia Sheinbaum o Miguel Barbosa fueron resultado de encuestas internas, pero no estuvieron exentos del riesgo de fracturas.
Alejandro Rojas, aspirante a la dirigencia nacional de Morena, advirtió del riesgo de fractura si el movimiento opta por “encuestas patito” elaboradas por el propio partido.
Además, la Comisión de Encuestas de Morena, responsable de ejercicios como el que determinó que Claudia Sheinbaum sería la candidata a Ciudad de México, ya no existe, pues sus integrantes ocupan cargos en el gobierno federal.
Raimundo Artís Espriú fue nombrado en octubre pasado como director de la subsidiaria CFE, Telecomunicaciones e Internet para Todos. Juan Morales Velasco tiene un cargo de director de área en la Presidencia, lo mismo que Emiliano Calderón Mercado.
En respuesta a una solicitud de transparencia, en diciembre de 2017 Morena dio a conocer los nombres de los responsables de su Comisión de Encuestas, quienes ya no forman parte de la Secretaría de Organización del partido, que estuvo a cargo de Gabriel García Hernández, hoy coordinador general de Programas para el Desarrollo.
Alejandro Rojas asegura que las encuestas para elegir a su próximo líder nacional deben ser realizadas por una empresa con reconocimiento internacional, el INE o la UNAM.
El senador suplente de Ricardo Monreal, quien formó parte del equipo del ex aspirante de Morena al gobierno de Ciudad de México, dijo que las encuestas como método solo pueden ser válidas si las realiza un ente externo al partido, de lo contrario no tendrán credibilidad.
“Las encuestas de Morena son patito y no tienen ninguna credibilidad y solo nos terminarán hundiendo en el desprestigio, porque Morena tiene que entender que el futuro dirigente debe tener legitimidad democrática y autoridad política, y por eso no podemos hacer una encuesta interna, porque se cocinan a modo y a la carta”.
En entrevista, sostuvo que como ocurrió en agosto de 2017, cuando a partir de una encuesta interna se eligió a Sheinbaum por encima de Monreal y Martí Batres, el proceso interno quedaría cuestionado y sería impugnable.
“Las encuestas internas de Morena son muy cuestionadas, son un secreto. Si Morena ofreció transparencia, ¿por qué temen a las encuestas que pueda hacer el INE, la UNAM o una encuestadora con prestigio internacional”.
Aseguró que Morena nunca ha salido fortalecido cuando recurre a encuestas elaboradas dentro del propio partido, porque en lugar de ser un ejercicio democrático “se convierten en una dedoencuesta”.
Sostuvo que en Morena “ya lo vivimos varias veces. Lamentablemente dejan mucho que desear y además no coinciden con el sentimiento popular. Lo ideal es que la encuesta muestre lo que siente la gente, si ambas coinciden, el dirigente tendrá legitimidad y nadie las va a cuestionar, pero lo que falta es voluntad política.
“Hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador sabe que las encuestas han dejado dudas más que respuestas”.
En agosto de 2017 Morena, a través de su Comisión de Encuestas —entonces encabezada por Raimundo Artís—, elaboró el ejercicio en el que resultó ganadora Sheinbaum, pero Monreal cuestionó el proceso e incluso se alejó del partido por unos meses, como muestra de inconformidad.
Lo mismo ocurrió en Puebla, donde la dirigencia estatal también recurrió al método de encuesta para designar a Miguel Barbosa como su candidato en la elección extraordinaria.
La encuesta fue elaborada por el partido en el estado y provocó un cisma con el otro aspirante, el senador Alejandro Armenta, quien cuestionó el proceso interno y los resultados del ejercicio.