Lee aquí las firmas de MILENIO. Jueves 5 de noviembre de 2020

Éste es el resumen de Opinión en Milenio del 5 de noviembre.

5 de noviembre. Este es el resumen de las columnas de hoy en Milenio. (Especial)
Ciudad de México /

Carlos Puig – Mientras cuentan votos, fumemos mota

Ya sabremos en algunas horas o días quién es el próximo presidente de Estados Unidos mientras tanto, veamos una parte de la jornada electoral opacada por la incertidumbre de ese resultado. En varios estados de la Unión Americana los votantes dijeron a sí a legalizar o descriminalizar las drogas… Son ya quince los estados del vecino en que es legal el uso de una planta por la que en México metemos gente a la cárcel. En México, la llegada del nuevo gobierno por lo que habían dicho en transición había dado esperanza, pero nada ha sucedido. El congreso tiene orden de la Suprema Corte de Justicia para hacer algo antes del 15 de diciembre. Pero otras voces que importan mucho tienen otro camino. Alejandro Gertz, Fiscal General, escribió esta semana en La Jornada: “se ha ido formando una corriente de apoyo a la legalización de las drogas, para convertirlas en un mecanismo empresarial legítimo (…) lo cual es insostenible

Héctor Aguilar Camín – Biden: al final de la ira

Cuando ya era claro que su ventaja era definitiva, aunque no oficial, a las 2 de la tarde , Biden dio en Wilmington, Delaware, un discurso de notoria pertinencia y profundidad, respecto de una cuestión fundamental: la democracia puede arreglar en una elección lo que desarregla en la previa. Los votantes pueden equivocarse por mucho o por poco, pero pueden corregir sus equivocaciones escogiendo de nuevo. Quizá aciertan quienes dicen que el daño causado a la convivencia de esa sociedad por el viaje de la ira de Trump es irreversible. Pero creo que no hay mejor instrumento para empezar la cura que el tono refrendado ayer por Biden, el de un presidente que no grita, que no divide, que convoca a la unidad dentro de la diferencia. El discurso de Biden ayer es el principio de la cura para la herencia de Trump.

Joaquín López-Dóriga – Biden y López Obrador

Trump, desde la víspera, denunciaba, anticipando su derrota, el fraude electoral, como en México en 1988, 2000, 2006 y 2012. Anoche, le contaba, Trump estaba a 17 votos de la derrota, lo que sería la caída del principal régimen populista del mundo al que seguirán, en su momento, los de la Gran Bretaña y Brasil. El caso México es aparte. La inteligencia política de Andrés Manuel López Obrador se pondrá a prueba en las elecciones intermedias del año que viene, independientemente del nuevo escenario que se le presenta con la victoria de Biden ante el que mantendrá su misma política de no agresión, sin saber aún, cuál seguirá él, entendiendo que ninguno de los dos quiere un conflicto mayor con su principal, vecino, socio y aliado. Y, ojo, Trump seguirá siendo presidente de Estados Unidos hasta el próximo 20 de enero, lo que es un riesgo.

Román Revueltas – Viene la feroz ofensiva de un mal perdedor

Trump está pregonando abiertamente que los votos deben dejar de contarse y sanseacabó. Se presenta ya el hombre como el triunfador porque los resultados provisionales parecían darle cierta ventaja y pretexta, además, que los sufragios por correo se van a usar para maquinar un gran fraude. Nos encontramos ante un mal perdedor que no duda en socavar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones para salirse meramente con la suya. Las imágenes trasmitidas desde un centro de conteo dan cuenta de un proceso llevado a cabo escrupulosamente en el que los verificadores pueden agitar un banderín rojo al detectar la más mínima irregularidad y solicitar de inmediato la asistencia de otros inspectores. No sólo eso: en el local están presentes –bien alertas y vigilantes— representantes de los dos partidos que contienden. ¿Dónde está la trampa? ¿Qué es lo que falla? ¿Por qué sería cuestionable tan ejemplar procedimiento?

Ricardo Raphael – Tribunal Electoral de la Defraudación

¿Cómo confiar en un tribunal creado para proteger del fraude cuando sus integrantes cometen fraude en contra de sí mismos? La elección de José Luis Vargas Valdez como presidente del TEPJF merece contarse minuto a minuto para exhibir en una vitrina transparente la calidad moral de quienes participaron en este proceso. La historia pública comenzó a las 3:56 PM del pasado martes cuando mi colega, Salvador García Soto, publicó una mentira en su cuenta de twitter: “El magistrado José Luis Vargas fue electo por unanimidad como nuevo presidente del TEPJF.” El periodista desconocía que en esa precisa hora su mensaje era falso, ya que la sesión de los siete magistrados no se había celebrado aún. Proclamar triunfador antes de que se lleven a cabo las elecciones es un acto fraudulento y, sin embargo, uno de los cuatro magistrados que apoyaron a Vargas se tomó la libertad de buscar al periodista para notificarle un acuerdo que ocurrió en lo oscurito.

A. Gutiérrez Canet – Biden, virtual presidente de EU

La incertidumbre por las elecciones en Estados Unidos está por concluir con la inminente victoria electoral de Joe Biden, acontecimiento que tendrá un impacto en este país y en la relación con México. Unir a una nación dividida, curar las heridas del odio, será la tarea más difícil que le espera a Biden como presidente. Trump se podrá ir tranquilo a jugar al golf en su hotel en Mar-a-Lago, pero seguirá más o menos activo el veneno inoculado en las venas de 68 millones de estadounidenses que votaron por él. Muchos millones seguirán pensando que Trump los protegió de los violadores mexicanos, seguirán diciendo que gracias a él recuperaron su trabajo desplazado por el TLC, seguirán creyendo que él no miente sino los medios de comunicación, y seguirán convencidos de que, gracias a Trump, “América es más grande otra vez”. Ante el odio sembrado por Trump, la prioridad de Biden será conciliar a una nación dividida.

Carlos Tello – Estados Unidos: 2000 y 2020

Hasta antier, en la historia más reciente de Estados Unidos había un solo caso, uno nada más, en que el discurso de concesión del perdedor no ocurrió de inmediato: la elección de 2000 entre Al Gore y George W. Bush. Ese 7 de noviembre de 2000, la elección iba a ser definida por el voto de Florida. Fox News afirmó que había ganado Bush. CNN lo confirmó. La televisión dio el resultado, no la autoridad electoral. Gore tomó el teléfono para felicitar a Bush. Entonces, a las 3:40 de la madrugada, apenado pero jubiloso, Gore habló de nuevo con Bush, para decirle lo que él ya sabía: aún no había perdido la elección para la Presidencia. Al conocer la decisión de la Suprema Corte, Gore, quien perdió la elección por un puñado de votos, afirmó que no la compartía, pero que la respetaba… La elección de 2020 fue, como en 2000, una elección cerrada. Pero en 2000, el perdedor era un hombre demócrata y en 2020, en cambio, es un payaso perverso. Por eso no tenemos claro todavía lo que sucederá.

Jorge Zepeda Patterson – Trumpicones, una democracia en apuros

Más importante aún que la crítica a las empresas encuestadoras y su incapacidad de predecir el voto, la jornada arroja enormes dudas sobre la legitimidad, en última instancia, del sacrosanto mito de la democracia electoral. ¿Cómo es posible que un mentiroso patológico, irresponsable y pendenciero haya convencido a 70 millones de ciudadanos de votar por él? En 2016 pudimos aducir que Trump había sorprendido a un votante cargado de resentimientos en contra del status quo político, ciudadanos que habrían “pagado por ver” la posibilidad de que un empresario exitoso fuese la respuesta para restablecer el brillo de la mítica América. Pero cuatro años después resulta imposible mantener ese argumento. Los abusos y mentiras de Trump están a la vista; su gestión no arrojó la prometida prosperidad, ni “America” detuvo el encumbramiento de China. No obstante, la mitad del electorado quiere más de lo mismo un segundo período. ¿Qué pensar de un sistema democrático capaz de entregarse a un antidemócrata conspicuo y estridente? Peor aún, ¿sabiendo que Trump es todo eso sin que ello les importe?

Carlos Marín – Los "traidores" son incalculables

Entre ofensivos mensajes de fanáticos protofascistas, en el vecindario de abajo en milenio.com, donde lectores opinan de lo que aquí se escribe, Quintín López advierte: En sentido amplio, todos los funcionarios corruptos son unos traidores a la patria, pero antes deben probarles el cochupo. Lo demás es por añadidura... Plena coincidencia. En lo que respecta a Luis Videgaray, lo que más alarma es que la hilarante acusación en su contra se base en la declaración ministerial de Emilio Lozoya, quien dice que aceptó corromperse para que el dinero sucio sirviera de incentivo en la compra de votos legislativos para la reforma energética y para financiar campañas del PRI. Sin embargo, el abogado del director-corruptor en México de Odebrecht dice que los cohechos fueron para lo que quisiera Lozoya, a quien presintieron ocupando una posición relevante en el gobierno peñanietista y facilitándoles conseguir jugosos contratos. Lo jalado de los pelos es que la Fiscalía General de la República, dando por ciertos los dichos del ex director de Pemex, le cuelgue a Videgaray, entre otros, el delito de “traición a la patria”… y a Lozoya no. Tiene razón Quintín López: “En sentido amplio, todos los funcionarios corruptos son unos traidores a la patria”.

Gil Gamés – El fracaso de las encuestas

Biden llevaba 264 colegios electorales y Trump 214. Aún no daban las seis de la tarde del 4 de noviembre y Gil se preguntó: ¿quién perdió? Sin duda, los encuestadores. ··· Aún con los resultados de la contienda presidencial indefinidos, hay un claro perdedor en esta elección: las encuestas. Los sondeos erraron drásticamente, los resultados predijeron una victoria fácil para el exvicepresidente Joe Biden, una toma demócrata del Senado y ganancias para ese partido en la Cámara de Representantes. En lugar de lo anterior, la elección presidencial está muy competida para declarar victoria (too close to call), los republicanos parece que conservarán el Senado y la ventaja demócrata en la Cámara de Representantes se verá probablemente reducida. Es un desastre para la industria encuestadora y para los medios y analistas que presentan e interpretan encuestas de consumo público, como Five Thirty Eight, el New York Times y la unidad de elecciones de The Economist. Todos ellos enfrentan serios cuestionamientos existenciales.

Maruan Soto – Diccionario vacío

Algunos tiempos se definen por la reiteración de usos que establecen legados. Nuestra época da la impresión de habitar la anomalía. El caos tiene diferentes formas. No es solo una serie de eventos con efectos desordenados; es caótica la realidad cuando su apreciación surge de relacionar ideas inconexas. Jefes de Estado, simpatizantes, opositores y uno que otro periodista replican sobreentendidos; ignoran definiciones y apuestan por sociedades sin diccionario. El cretinismo se alimenta cuando las voces públicas —en especial los poderes—, con tal de dispersar su percepción de la realidad insisten en palabras y conceptos sustrayéndoles de significado. Hace pocos años el mundo hablaba de posverdad. Hoy, va triunfado la retórica del oxímoron y se hace especialidad del médico nacional. Ahí donde el presidente critica al centralismo y, en simultáneo, contiene poderes en un punto central. Sumar incongruencias es un hábito redituable. Vivimos la época en que no da vergüenza mostrarse como un diccionario carente de definiciones.

Héctor Zamarrón – La elección en EU y la movilidad

Desde Nueva York hasta Detroit se desarrolló un corredor industrial –conocido como el Rust Belt o el Cinturón del óxido–, en alusión al deterioro que sufrieron durante fines del siglo veinte y principios de este las ciudades que lo componen. La cercanía de los Grandes Lagos, la abundancia de carbón, acero y madera, los caminos y la infraestructura permitieron que en esa zona se desarrollara desde fines del siglo XIX la industria del automóvil. A partir de los años ochenta la globalización y transformación industrial en el mundo puso a esas ciudades en crisis por una combinación de factores como el desempleo, la quiebra del Estado de bienestar, recaudaciones fiscales cada vez más bajas, un aumento en el crimen y las drogas, así como una pérdida creciente de población. Para 2016 los demócratas perdieran el control de esos estados, excepto Nueva York e Illinois. Ahora, parece que Joe Biden los recuperará, al menos Michigan y Wisconsin, a la vez que ratifica el triunfo demócrata en Nueva York e Illinois. Pennsylvania sigue pendiente, pero Ohio e Indiana sí volvieron a votar por Trump.

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