Carlos Puig – El show de la picota presidencial
Cambian los métodos no la sustancia. El cuento aquel de los tres sobres de un presidente al que le sigue en el que el primero dice que cuando haya problemas en los primeros años “échame la culpa” está vivito y coleando. Y cada vez que un presidente necesita de un símbolo del pasado para intentar salvar su presente la primera víctima es la ley, el proceso judicial, la fiscalía el instrumento. Pero la manipulación política de la justicia nunca sirve. Así como el show de la consulta para enjuiciar expresidentes no tiene nada que ver con la justicia y menos con la verdad o el esclarecimiento de nada. Si algo, una oportunidad perdida para explorar los abusos y delitos del pasado. Como le gusta decir al presidente López Obrador, pura politiquería. Eso sí, todo esto funciona para tener, como hace siglos, las cabezas elegidas en una columna a la entrada del pueblo exhibidas para hacer pasar eso por justicia.
Diego Enrique Osorno – La red de Buendía
Hoy que los columnistas de periódico son referencia para bien y para mal en el debate público, está por resurgir la figura del más brillante de los periodistas especializados en el género: Manuel Buendía Tellezgirón. El repertorio de sus temas enfatizaba la decadencia del sistema político dominante. Sin duda, fue el primer analista que intuyó y denunció la forma en que el régimen del PRI, coordinado con agencias como la CIA y la DFS, organizó el narcotráfico a favor de intereses económicos y geoestratégicos tan puntuales como cuestionables. Fue en medio de esa búsqueda que Buendía recibió cinco balazos al salir de su oficina la última noche del mayo de 1984. José Antonio Zorrilla, jefe de la policía secreta, fue procesado como autor intelectual. Sin embargo, los entonces secretarios de Defensa, Juan Árevalo, y Gobernación, Manuel Bartlett, también fueron sospechosos de haber participado en la planeación del asesinato que inauguró la etapa moderna de ataques contra la prensa, la cual se disparó durante la supuesta guerra del narco, sin menguar hasta la fecha.
Héctor Aguilar Camín – Hidalgo, el héroe republicano y liberal
La independencia de México no la hizo el cura Hidalgo en 1810, sino el militar Agustín de Iturbide en 1821.Nada quería tener que ver Iturbide con la rebelión de Hidalgo y de Morelos, ni con los restos de insurgentes que quedaban, a quienes seguía viendo como meros delincuentes. Simpatizantes de aquellos rebeldes fueron electos al Congreso que acompañó al primer gobierno de Iturbide. Eran partidarios de la república y pugnaron por verter el elogio de la patria sobre los curas insurgentes, no sólo como precursores de la independencia, sino de la causa republicana. Primera transfiguración: Hidalgo republicano. Su consagración retrospectiva corrió desde entonces la suerte, azarosa pero triunfal, de la causa de la república. Iturbide cayó al abismo tratando de hacerse emperador y no sólo fue derrotado por los republicanos de la época, sino expulsado del país, y de la Independencia misma.
Joaquín López-Dóriga – La respuesta será Sí, Barrabás
Como había adelantado, el presidente López Obrador envió al Senado la solicitud para la consulta popular que decida si se somete o no a proceso a los expresidentes. El recurso no tiene precedentes. Es la primera vez que un presidente de la República solicita una consulta pública. Es un texto de doce cuartillas dirigido al Senado en las que el presidente, que lo firma, hace una relación de los posibles delitos de cada uno de sus antecesores tras la crítica que siempre ha sostenido a lo que llama el período neoliberal o neoporfirista y presenta la pregunta. De acuerdo al trámite, el Senado lo mandó ayer mismo a la Suprema Corte que decidirá en veinte días sobre la constitucionalidad de argumentos y pregunta. De desecharlo, lo devolverá al Senado que lo dará por concluido. Pero si lo aprueba se discutirá en las dos cámaras para aprobarlo por mayoría simple. Y de ser así, no hay duda, la respuesta mayoritaria: sí, sí al juicio a los expresidentes. Sí, Barrabás.
Fernando Escalante – El vacío
s novedad que desde el poder se insulte, se humille, se amenace cotidianamente a una parte de la sociedad, es novedad el sarcasmo, la burla, es novedad también la vulgaridad del lenguaje. Y no es trivial. No es sólo un estilo de liderazgo, no se trata de que sean más desenfadados o más populares: es una forma de ejercer el poder que no reconoce ninguna obligación para con quienes no son sus partidarios. La obscenidad, la caricatura grosera, la vulgaridad suele ser un recurso plebeyo para desacralizar el mundo oficial: instituciones, reglas, títulos, protocolos. Es una nueva forma de ejercicio del poder. Es un lenguaje al que no le falta claridad. Al contrario: es absolutamente transparente, ostentosamente transparente. Pero le falta horizonte, porque de ahí no se sigue nada. De Bolsonaro, de Trump, no se sigue sigue nada. Y por eso se suele añadir una invocación más o menos delirante de la historia para llenar de algún modo el vacío. Es lo que hay: el vacío.
Epigmenio Ibarra – El otro grito
Un grito tumultuario y silencioso que nace de las entrañas de la sociedad. Un clamor de justicia plasmado en firmas que voluntarias y voluntarios recogieron en las ciudades, barrios y pueblos de nuestro país y que a veces en torrente y otras de gota en gota se fueron sumando. Un “Ya basta” a la corrupción e impunidad que gritan más de dos millones de ciudadanas y ciudadanos conscientes y convencidos de que llevar a juicio a los expresidentes es, con el fin del fuero presidencial y la revocación de mandato, la única manera de darle sustancia real a la democracia y consolidarla. Porque eso es lo que está en juego: la democracia por la que tanto se ha luchado, que tantas vidas ha costado. Hasta ahora que desde las calles, ciudadanas y ciudadanos alzan la voz y exigen que, como a cualquier ciudadano que comete un delito, se les juzgue también a ellos, a esos a los que desde el poder López Obrador ha puesto contra la pared.
Guillermo Valdés – Las mentiras
El dinero pone un límite infranqueable a las mentiras de los políticos. Podrán prometer y presumir las cifras de lo que quieran, pero cada año la presentación del presupuesto y, sobre todo, el informe sobre cuánto y cómo se ejerció introducen un elemento de realidad que no pueden evadir. Pueden exagerar al presentar el presupuesto (como es el caso del de 2021), pero se corrigen cuando Hacienda informa sobre el ejercicio real de las finanzas públicas, los cuales tienen que ser ciertos y verificables a nivel internacional. Tomando en cuenta lo anterior, he aquí algunas de las mentiras presidenciales que han sido desmentidas por la SHCP. Primera. Que su gobierno es austero. Falso. Según el reporte de las finanzas públicas a junio de este año, el gobierno había gastado 4.4% más que en el mismo periodo de 2019. Como los ingresos del gobierno han caído este año casi 4%, hay un faltante enorme para cubrir el exceso de gasto. ¿De dónde ha salido ese dinero? De nueva deuda. López Obrador ha mentido al afirmar que su gobierno no ha endeudado más al país.
Sergio López Ayllón – La “libertad de expresión” del poder
La libertad de expresión enfrenta nuevas amenazas provenientes del poder público. En la entrega pasada de esta columna, analizamos el caso Nexos y advertimos el riesgo de que las sanciones administrativas se usen con fines políticos y con efectos equivalentes a la censura. Decíamos, también, que el asunto es inquietante pues no se trata de un caso aislado. Las nuevas formas de censura ya no recurren necesariamente al uso de la fuerza para silenciar. Hay dos tendencias que se escudan en la premisa de que las autoridades gozan de la libertad de expresión. La primera es el uso indiscriminado de verdades a medias o de información abiertamente falsa para manipular el discurso político. Se tata, para decirlo pronto, de la dimensión política de la era de la posverdad. La segunda consiste en echar mano de un discurso que estigmatiza y descalifica desde el poder a medios de comunicación, periodistas, líderes de opinión y hasta científicos.
Carlos Marín – Sensato escepticismo de Ricardo Monreal
El coordinador de la fracción de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, comentó con escepticismo la recepción de la solicitud presidencial para la innecesaria consulta popular sobre los ex presidentes: “No quiero adelantar vísperas, creo en el derecho y por eso no me genero perspectivas inciertas, vamos a esperar a ver qué resuelve la Corte…”. Tan delicado, cierto, como que nada que afecte los derechos humanos amparados por la Constitución y los acuerdos internacionales puede ser sometido a la opinión del “pueblo” sin violar el principio del debido proceso, la presunción de inocencia y la privacidad de los imputados que consagra el Código Nacional de Procedimientos Penales. La demanda presidencial, en todo caso, quizá tuviera sentido como denuncia de hechos ante el Ministerio Público. En la solicitud viene un sofisma con que se pretende sortear la improcedencia de que la justicia se aplique por votación ciudadana…
Rafael Pérez Gay – El Grito de Independencia
El festejo del Grito se ha celebrado desde los inicios del siglo XIX, pero no en el Zócalo, sino en la Alameda, el primer parque y primer gran paseo de la Ciudad de México. La historia es ésta: en 1896, Porfirio Díaz ordenó que la campana de Dolores, con la que Hidalgo dio el Grito fuera llevada a Palacio Nacional. Su idea fue un éxito y desde entonces se hizo costumbre que el Presidente en turno la tocara la noche del 15 de septiembre. Alejandro Rosas cuenta que Francisco I. Madero escribió desde su cautiverio en San Luis Potosí que cuando Porfirio Díaz quiso hacer sonar la campana de Dolores en 1910, durante las fiestas del Centenario, no se oyó el primer campanazo: algún maderista infiltrado, contaba Madero, había envuelto el badajo en un trapo que retiraron de inmediato para que la ceremonia tuviera lugar.
Gil Gamés – Memorias del coronavirus / CXII. Periodistas
Gil se abrió paso entre las sombras, pero no pudo repantigarse en el mullido sillón. Agitado y preocupado caminó sobre la duela de cedro blanco. Una nota de Elías Camhaji en su periódico El País informa que “la organización Artículo 19 señala las constantes descalificaciones de L(i)ópez Obrador como uno de los principales detonantes de las agresiones contra los periodistas en el país”. México registró 406 agresiones contra la prensa durante los primeros seis meses de este año, al ritmo de un ataque cada 11 horas, según información de la organización Artículo 19. “Se trata de un aumento del 45% en comparación con el primer semestre de 2019, que ya fue de por sí el año más violento para los miembros de los medios de comunicación en la última década, con 609 periodistas agredidos”. La mitad de los ataques fueron cometidos por funcionarios públicos de todos los niveles de Gobierno.
Ricardo A. Silva Díaz, Rector de la Escuela Libre de Derecho – El canto de las sirenas
El juzgamiento en la plaza pública ha sido siempre una tentación para la humanidad.
El problema es que hoy en día se escucha un canto de las sirenas que invita al pasado, por un lado, los reclamos, la frustración y el enojo de una sociedad, por el otro, una autoridad desbordada con la diversidad de ideas que no puede cumplirle a la exigente e intensa posmodernidad. Esto genera un ambiente propicio para que la autoridad se sienta tentada a desatarse del mástil y regresar a esa exposición pública tan efectiva en aquellos siglos inquisitorios. La preocupación central de esa regresión radica en la naturalidad con la que hoy en día se informa de las personas sujetas a juicio, del acceso a la información en los procesos que debiera estar resguardada y en la propia narrativa de las autoridades que, sin empacho, afirman estar actuando en contra de personas específicas o identificables, lo cual mas allá de un ejercicio de rendición de cuentas pareciera una agenda dirigida a vanagloriarse.